Guesthouses recomendadas

  • Ideal Pansiyon - Fethiye
  • Your House Guesthouse - Chiang Mai
  • New Siam II - Kao San Road, Bangkok
  • Traete tu tienda - Sri Lanka
  • Oasis Guesthouse - Chinatown, Kuala Lumpur
  • Garden Village - Siam Reap
  • George's Guesthouse (o muchas otras) - Sagada, Mt. Province
  • Uyami's Greenview Lodge - Banaue, Ifugao
  • Blue Bamboo - Sabang, Palawan
  • Aniceto's Pension - Puerto Princesa, Palawan
  • Friendly's Guesthouse - Manila
  • Mountain View Inn - McLeod Ganj, Himachal Pradesh
  • Cosy's Guesthouse - Jodhpur, Rajastán
  • Chitra Khata - Jaipur, Rajastán
  • Shree Palace - Pushkar, Rajastán
  • Valentine Inn - Wadi Musa, Petra
  • Cliff Hostel - Ammán
  • ChillOut Cengo - Beyoglu, Istanbul
  • Mavi Guesthouse - Sultanahmet, Istanbul

Visitantes...

que llegan de...

Con la tecnología de Blogger.
domingo, diciembre 26, 2010

Actualización -3-

Subidas las fotos del Templo Dorado de Amritsar, correspondiente a la entrada Tres galegos no Punjab, check it out!

No mires hacia arriba

S.S., D.D.
De El cazador de sueños, por Stephen King.

Si me vas a traducir, al igual que en Facebook, te espera una jodida pesadilla. Bienvenido en cualquier caso.

Se acabó. No volváis aqui si lo hacéis solos, y tampoco me deis las gracias por ser vuestro catavenenos, pero sentid pena de que yo haya venido con hambre. Son las tres de la mañana y vengo demasiado cansado como para callarme, y dado que si soy conciso voy a llegar a más gente de la que se merece, no se cuan larga terminará siendo esta entrada, pero va por y para vosotros, los que hicimos de esta ciudad un paraíso.
Cuanto más brilla su superficie, más profundas son sus sombras. Se que muchas veces puedo llegar a pareceros un pedante gilipollas en mis actualizaciones y/o en mi modo de expresión escrito. Me podéis chupar la polla. Dicho esto, comenzamos, llueve mierda.

Tras intentar contar los amigos que tengo aquí he decidido dejar de hacerlo porque me cuesta pasar del tres y me siento un completo imbécil. Ayer fue una noche clarividente para saber, de una vez por todas, que este no es mi sitio. Paso de los mensajes crípticos cuando se pueden decir las closas claramente y hacerlo todo tan fácil como realmente es. Entrar a la trastienda del Café del Mundo es tocar un trozo de mierda con aspecto de lingote de oro, mancha y asquea. Soy parcial, y posicionarse en este caso no me lleva al bando ganador, así que deserto y salvo mi culo, y me encantaría que ellos pudiesen hacer lo mismo. Paso de opiniones infundadas y paranoicas sobre mi persona, me río de ideales utópicos en el mundo empresarial, y me niego a someterme a reglas diseñadas para gente que no son mis iguales. Ya no soy feliz aquí cuando veo payasadas fuera de lugar. Mi fantástica vida turca existía gracias en su mayor parte a los foráneos como yo que me dieron el gran regalo de compartirla por azar y la mantenían en una esfera irreal. La realidad aquí es que esto deja mucho que desear. No puedo irme de fiesta porque trabajo en el lugar en el que me iba de fiesta, no puedo disfrutar de ese lugar cuando no estoy trabajando uno, porque me he visto atrapado en sus grandes e insolventables problemas estructurales, y dos, porque no puedo ser cliente. En que puta cabeza racional cabe eso. Pero aquí de ese tipo de cerebros poco se conoce todavía. No me puedo ir de fiesta porque esas pocas personas que me hacen sentir imbécil contándolas trabajan a mi lado, y a ellos sí les va la vida en ello, así que no tengo a nadie con el que vivir la noche entre risas y sin preocupaciones. El nuevo café es una carcasa vacía que va a traer la ruina a una idea fantástica que se apoyó en los principios equivocados de organización empresarial, pero que hasta la fecha tuvo salvación y que, como creo que está quedando claro, para mí se ha condenado ya. Y siguen siendo personas excepcionales a las que les guardo un amor enorme, los responsables, pero inevitablemente esto forma una parte tan grande de sus vidas que afecta todo lo que toca.

Los nuevos erasmus me causan una repulsión magnética. Comparar es lo que conlleva. Y la que me causa una atracción fundada y merecida debe pensar que soy gilipollas, o un ser perfecto sin miserias morales -de las que ando sobrado-, o que no capto las cosas más rápido de lo que en verdad me gustaría y, teniendo en cuenta mi humor actual por causas esenciamente ajenas a ella, le he reservado un lugar confortable al lado de la basura que me he propuesto barrer.
Necesito encontrar a la mujer racional de mi vida o, quizás, reencontrarla, y dejarme de andar de cama en cama con gente de la cual no acepto sus estupideces. Cosa harto complicada de lograr cuando has dejado de tener un sitio al que llamar casa y te hallas en la situación de descubrir que va a pasar -muy probablemente- mucho tiempo hasta dar con él. Soy el único que recuerda y ha interiorizado como leiv motiv la lógica elemental que nos "enseñaron" en el colegio? Esa que reza aquello de A=B, B=C, ergo A=C?

Pero habiendo aceptado ya que no soy feliz aquí, dios, me voy a ir a dormir extremadamente contento. Mañana será un día de gastos electrónicos, ostias en la cara y sonrisas tan falsas como verdaderas. Soy libre en mi simpleza filosófica, cada día descubro que tengo más y más suerte de la que ya pensaba que tenía el día anterior. Y creedme, me considero uno de los tíos más afortunados de mi mundo. El de los demás, pues me importa lo mismo que lo que cae del cielo, una mierda. Y en el fondo, me sigue encantando quejarme por quejarme para aliviar tensiones.
sábado, diciembre 25, 2010

Lo que debería ser y no será

Pensar es el trabajo más dificil que existe, tal vez por ello tan pocos lo hacen.
Henry Ford

Hoy tocaría hacer una entrada profunda, en la que trataría temas diversos de corte económico-operativo y explicaría cosas desde un punto de vista académico. Hablaría de deseos y realidades. De cómo las personas funcionan a base de incentivos y de organización empresarial, de jerarquías, problemas y soluciones, de las diferencias que crean distintas motivaciones y de niveles. De El arte de la guerra y de análisis coste-beneficio. De cómo la economía entronca invariablemente con la psicología humana, y de cómo funcional las cosas (mal) cuando se pretende que eso no es así. No hablaría de ideales o utopías, si no de cómo funciona un determinado mundo en realidad si pretendes jugar en él, y de cómo es imposible cambiar a las personas si ellas no quieren hacerlo, de cómo a quien no quiere ver, no importa cuántas veces o cuan cerca le muestres las cosas. De cómo separar esferas vitales. Pero simplemente os voy a desear una Feliz Navidad a todos, ahora que, lejos de casa y sin el asqueante modo de celebración de estas fechas, he recuperado el espíritu navideño.

Un abrazo a todos.
domingo, diciembre 19, 2010

Viejas glorias, diamantes y la pu*a realidad

Eterna búsqueda convertida en eterna espera
Juaninacka, La teoría del caos

El viernes añadí un nuevo nombre a la ya larga lista de músicos que he tenido la oportunidad de ver en directo. Y no es uno cualquiera, una leyenda de las roots jamaicanas que misteriosamente aún sigue respirando, lo que hace pensar que la marihuana no es tan perjudicial como algunos sectores sociales se empeñan en hacer creer. Lee Scratch Perry. Ironías de la vida, Lee Scratch Perry live in Babylon. Una mierda de concierto, las cosas como son. Hay que aplicar eso de crea fama y échate a dormir al caso, tanto al hombre -mucha vida, mucha ganja en el camino- como al lugar -si, es Babylon, en Istanbul, que trae a artistas de talla internacional para meterlos a tocar en un local más pequeño que la casa de Alfonso si tiramos todas las paredes, al estilo de sus viejos vecinos rumanos, por unos precios de los que mejor no hablar. Una anécdota del viejete: décadas atrás tenía problemas con ciertos gangstas de Kingston, básicamente se supone que les debía dinero, y para evitarse un par de balazos, quemó su estudio y se pasó un par de semanas andando hacia atrás, y lo dejaron en paz porque obviamente, no estaba bien de la cabeza. Un tipo gracioso. Nunca más debería volver a pagar por ver a un artista que fue importante y al que le quedan pocos años y pocos conciertos en su camino vital, pero al final caeré de nuevo y gastaré el dinero que tanto cuesta ganar, especialmente si eres barman en Turquía. La cuestión es que las viejas glorias tienen ese atractivo ganado en los orígenes del mundo y que perdura imperturbable pase el tiempo que pase por ellos, lo mismo que los diamantes.

Es complicado darse cuenta de lo sencillo que es solucionar todo un futuro dando un braguetazo que no sucederá. Y cuando te has acostado y levantado ocasionalmente con una pequeña persona adorable de mirada felina y sensibilidad extrema cuya familia, como buenos judíos, se dedica al "poco" lucrativo negocio del carbón altamente presurizado en Amberes, ves una oportunidad única en la vida de acceder a una de esas esferas de la sociedad que viven y vivirán ajenas a los problemas del 99% de los mortales. Pero la miel no está hecha para la boca del burro, y esto no es La dama y el vagabundo, así que en un mes yo seguiré mi camino totalmente tranquilo al respecto, sólo que podré decirle a mi descendencia, si algún día lejano sucede tal cosa, que hubo una pequeña posibilidad de que su vida consistiese en estar jodidamente podridos de pasta.

Creo que con todas estas historias de mierda que os escribo desde mi cafe/paraíso os podéis hacer una idea bastante precisa de porqué mi vida a miles de kilómetros de Galicia es una maravilla de posibilidades y rarezas. La pu*a realidad.
martes, diciembre 14, 2010

Cocktale

Las cosas sólo son imposibles hasta que dejan de serlo.
Jean-Luc Picard


Lo único que se repite es la tendencia inerte al cambio. Cada dos meses nuestros caminos toman rumbos cada vez más divergentes, se crean conexiones y se obstruyen atajos. Cuando la fuerza de voluntad no funciona ni embutido en mi túnica jedi tibetana, sólo queda mandar el pasado a la mierda y desdibujar el presente sirviendo ingentes cantidades de cerveza a un pueblo que tiene serios problemas con el disfrute del alcohol. Después de tres años de autocomplacencia mi cuerpo ha vuelto a su mínima versión, los huesos de la cadera vuelven a asomar y el costillar alcanza un estado óptimo para ser tatuado con grandes dosis de dolor. Ya no quedan sueños que atrapar cuando uno decide crear la realidad a su antojo, y el único Plan B que pienso en aplicar es el que cada día me canta aquello de She said...

Desde hace tiempo me gustaría sentar la cabeza, cosa harto complicada cuando eres un culo inquieto sin posibilidades de ser seguido, te has cansado de la loca con problemas de ceguera emocional y de la inmadura con problemas de comunicación, la judía más sexy se pone un vestido demencial y tienes que ir a acompañar el llanto de un buen amigo treintañero que se ahoga en problemas que tendrían que haber dejado de serlo hace quince años. Pero aunque no lo parezca, esta ciudad me reconforta interiormente más que 20 liras quemadas en mi chillum minimalista. El cambio superficial es más maravilloso cuanto más refleja las mismas estúpidas miserias humanas de siempre.

No se si lo había comentado ya, pero he dejado la cerveza, y hasta que en algún lugar del mundo encuentre un filete de ternera a la plancha, con sus surcos dorados, también la carne. Pero he descubierto el Rush, una obra maestra de la coctelería made in Göker Canko -mi compañero en la terraza de DelMundo- a base de vodka y kiwi. Y a falta de hielo, hace dos días improvisé mi primer espresso con nieve, que en estos últimos días no deja de caer sobre tierras turcas. Echo de menos mis peleas dialécticas con Iria, pero aún más a ella, la única aparte de Steven D. Levitt que entiende algo de incentivos humanos, o cómo todos somos unos hijosputa en una búsqueda exclusiva de autorealización y beneficio personal. Y da lo mismo que seas un amoral banquero capitalista, un funcionario de la administración americana al que se le ha visto el plumero en los cables destapados por Assange o un voluntario en un campo de refugiados de Somalia/slum de la India/campamento gitano en Rumanía/pueblo destrozado de Afganistán. Aunque estos últimos piensen que son mejores personas que los primeros, y lo que es peor, encuentren razones para apoyar esa idea.

Soy feliz a mi manera; pero equilibristas, magos, payasos, domadores y visionarios de mi Circo favorito, me alegraría el año entero poder compartir vía webcam y desde la distancia una hora o dos con vosotros en la fiesta del próximo 31 de diciembre. Trabajad en ello, no me seáis vagos. También a vosotros se os echa de menos. Y aunque todo tenga que ver, como he dicho en el párrafo anterior, con la alegría egoista, se os quiere.

Y gracias a las ideas estrambóticas del pequeño Semih, nuestra historia de la palabra cocktail ha alcanzado la categoría virtuosa del cuasi-monólogo de Steve Buscemi en Reservoir Dogs sobre el Like a prayer de Madonna. Pero no os la voy a contar, nadie se hizo rico regalando oro.
lunes, diciembre 13, 2010

Actualización -2-

Subidas cuatro fotos correspondientes a Las cometas de Benarés. El resto, cuando mis compañeros de viaje en aquel momento me las envíen, mi cámara se quedó sin batería y Varanasi merece verse en todo su esplendor, que es cuando se levanta el Ganges.
martes, diciembre 07, 2010

Ev'de


Freedom is my profession
Gogol Bordello, Undestructible

Que soy un tipo con suerte nadie lo puede discutir. Hago y deshago a mi antojo respaldado por una cuenta bancaria tampoco excesivamente abultada, construida desde hace veintitrés años gracias a donaciones familiares. Ni tengo ni busco trabajo, pareja, coche o casa, aunque si a algún alma caritativa se le antoja agasajarme, no rechazaría una moto con sidecar. Pocos entienden mi rumbo de veleta o mis idas y venidas turcas, y tampoco es algo que me preocupe especialmente, casi ni le rindo cuentas a mi familia, y mi pobre madre lo sufre en alto, aunque no tanto como le gustaría.

Me toca un mesecito de relax y vida sencilla, rodeado de amigos y gente que me sirve espressos con hielo a mi antojo, con mi vieja cama y el mismo frío de siempre. Y al hablar de mis planes de futuro la gente que no me conoce no quiere conocerme, no es demasiado divertido escuchar cosas como "no se, en un mes me iré a las Filipinas, o a Sri Lanka, o a cualquier lado que me venga en gana". Pero a mi tampoco me gusta escuchar frases del palo de "...con tu vida interesante", "...ojalá pudiera" y lamentos del estilo, la vida cómoda atrapa, y lo digo yo desde mi paraíso particular en un bar de Eskisehir tras "sólo" dos meses cruzándome el subcontinente indio. Lo único que alcanzo a decirles al respecto es que en Australia pagan muy bien cuidando vacas.

Voy dopado de cafeína. Me va a hacer falta, hoy toca poner pintas, hacer cócteles y aguantar a Özge en modo jefe hasta que recupere mi libertad. En ese momento, cuatro horas de drum'n'bass.
domingo, diciembre 05, 2010

Actualización -1-

Subidas las fotos de las entradas Puertos de montaña en la frontera del desierto y Jaipur o cómo estafar a los estafadores.
domingo, noviembre 28, 2010

Opciones, futuros, paquetes y demás mierda incomprensible

Describe un círculo, después acarícialo, y se convertirá en un círculo vicioso.
Eugene Ionesco

Como sabréis ya muchos, los últimos minutos del día 3, que resulta ser el próximo viernes, estaré cruzando la puerta de salida del aeropuerto Sabiha Gökçen de Istanbul rumbo de no-vuelta. Se acaba el viaje en su sentido original de dar la vuelta al mundo -nunca se sabe- pero sigue el otro viaje. El importante. Quizás aceptase una empresa demasiado grande, a veces lo siento así, pero he llegado a la conclusión de que está saliendo justo como tenía que salir. Viajar solo era un deseo y se ha convertido casi en una revelación. A casi dos y tres meses respectivamente de salir de casa, creo que tan sólo he viajado sin compañia alrededor de una semana. En Jordania estuve desde que llegué enchufado en uno de los bares culturetas y pijos de la capital, y Petra la recorrí con un alemán -Gabriel- de viaje por Oriente Medio a Alejandría para hacer sus prácticas universitarias y un australiano -Matt- que empezaba un mes y medio de trabajo con la Cruz Roja. Y en la India pasé alrededor de tres semanas con Tanja y Corina y va a hacer ya más de dos que estoy con Fran e Iván. Ha sido un tiempo fantástico en retrospectiva, y es de recibo reconocer que me podría quedar perfectamente uno o dos meses más por aquí -en realidad serían 24 días, mi visado no da para más-, pero en este tiempo he descubierto algo muy importante, y es que yo disfruto mucho más del viaje acompañado. Por eso vuelvo. Toca relajarse, dejar de pasear los 12 kilos de tabla que viven adosados a mi hombro en lugar seguro y planear mi vida a partir de marzo, porque no me voy a quedar quieto aunque no siga el camino de Phileas Fogg. Los planes hasta la fecha incluyen Sri Lanka, Malasia, Filipinas y de uno a tres meses más en la India de nuevo, me ha quedado demasiado que ver, y voy a echar de menos las vacas urbanitas.

De nuevo, andando en círculos.
miércoles, noviembre 24, 2010

Attari/Wagah o la forma más bizarra de cerrar una frontera explosiva

Dios no ha creado fronteras. Mi objetivo es la amistad con el mundo entero.
Mahatma Gandhi, hombre cuyas enseñanzas se han olvidado aquí.

No se cómo me pude olvidar de hablar de esto en la anterior entrada, si lo cierto es que luego de ver el templo fue lo primero que hicimos. Y es algo obligatorio, el cierre diario de la única frontera indo-pakistaní existente es un espectáculo muy interesante, cómico y especialmente bizarro. Todos recodaréis a los Monty Phyton en su maravilloso sketch del Ministerio de los Andares Ridículos. Y si no echadle un vistazo, porque más o menos es lo que pasa.

Desde Amritsar es una visita obligatoria que dura apenas unas horas, con todoterrenos o monovolúmenes que salen hacia allí alrededor de hora y media antes de la ceremonia y regresan una vez terminada, por unas 50 rupias por barba, creo recordar. Y desde la llegada comienza la locura. En el momento que abren la primera verja, los indios empiezan a correr poseidos hacia as gradas, en la típica forma de organización hindú, la marea humana. Los occidentales podemos hacerlo relajados, vamos directamente al palco vip, es lo que tiene ser blanco, te miran como a un alien, pero puedes evitar un digamos 30% de las colas que los locales disfrutan.

La ceremonia es una pura exaltación de nacionalismo anacrónico con música (mucho mejor la del lado pakistaní, por cierto) y gritos de Hindustan! amén de los movimientos mucho más cómicos que marciales de los soldados de ambas fronteras lanzando patadas al aire. Antes de que la ceremonia en sí comenzase, se montó un enorme grupo de mujeres bailando en la carretera, y, en grupos de dos, cogen una bandera india y corren hasta la puerta ondeándola en la cara de los pakistanís. Un par de ellas se tropezaron y calleron rodando alrededor de la bandera un par de metros. Y el speaker que se dedica a llamar a la muchedumbre al griterio es impagable. Me explayaría más, pero no me apetece, así que os dejo unas fotos y videos de tal magno evento. Id, merece la pena contemplar al menos una vez en la vida tamaño despropósito.
martes, noviembre 23, 2010

Tres galegos no Punjab

Nadie muere de hambre en Amritsar, pero se puede pecar de excesos.
Refrán local sikh

Himachal Pradesh, McLeod Ganj, hogar en el exilio del XIVº Dalai Lama, un trozo del Tibet, un remanso de paz con infraestructuras para viajeros, es un sitio al que no venir de paso. Con el Himalaya a la espalda o al frent según hacia donde mires, la vida en esta altitud es un placer. No se cuando nos dirigiremos a la ciudad de Le Corbusier de vuelta al Punjab, cada minuto que pasa es más probable que abandone mi compañia y me quede aqui unos cuantos días más antes deJustificar a ambos lados volver a Turquía. Aún así, se que volveré relativamente pronto a estar dos o tres semanas, a ser posible con otro tipo de compañía -morena de pelo rizo azabache-, y cuando os enseñe fotos y comparta con vosotros más en profundidad las virtudes de este luga, entenderéis el porqué.

Una buena noticia para mis padres. Encontré un master con muy buena pinta, quizás toque año y medio en Austria después de este, pero cuando juntas helicópteros militares, retiros con un chamán, premios Nobel y altas autoridades de la ONU dando charlas, y estudios únicos, hay que valorarlo seriamente. Aunque no deja de guardarme parecidos sospechosos con Los hombres que miraban fijamente a las cabras. Apunte para cinéfilos.

Después de dos días grises en Delhi, cogimos el tren para Amritsar desde Nizamuddin, que tiene pinta de estación viaria de ricos. Dos horas de retraso y porra para adivinar la llegada. Perdió Fran por escasos diez minutos. La ciudad sagrada de los sikh se ve en un día, pero es casi una herejía no quedarse allí una noche. Sólo tiene el Golden Temple, pero no tiene nada que ver con Agra más allá de la majestuosidad de su atracción más famosa, y rivaliza tranquilamente con el Taj Mahal. Pero gracias a ser la "cuna" del sikhismo, el ambiente de la urbe es único. Dado su carácter de filosofía/religión incluyente, los sikhs respetan y tratan por igual a cualquier persona sea del credo que sea. Dormimos en el único lugar que se debe dormir en Amritsar, dentro del propio complejo del Templo Dorado, por la voluntad. Camas cómodas, ambiente espiritual de paz y comunidad. Fue genial entrar y ver que dormía en la habitación donde algún que otro año atrás lo hicieron Murat, Baran, Candas, o algúno de estos, bajo la pegatina símbolo de calidad que muchos vamos repartiendo por el mundo. Yo ya he colocado alguna que otra.
En el Templo Dorado también preparan comida para muchos miles de personas al día. Y gratis. Gente de muchas etnias distintas, paises distintos, religiones enfrentadas se sientan a comer juntos en el suelo, dispuestos en filas sin importar que seas de la casta más baja o un occidental que se puede permitir comer todos los días por la minucia que cuesta aquí la alimentación. Dhal -lentejas a lo indio, lo más común, barato, y rico-, arroz, un curry exquisito y chapatis son repartidos por los sikh sin parar, rellenándo el thali las veces que uno quiera. Todo lo echan de la cazuela al plato sin tocarlo, y lanzándote los chapatis a las manos -tienen que ser las dos-, sin que pueda haber contacto mano-chapati-mano en el proceso.
Lo cierto es que los sikhs son unos tipos curiosos con sus turbantes, barbas larguísimas, físicamente imponentes y el puñal que todos llevan visible. Ahora a los niños se les permiten llevar el cuchillo al colegio desde los siete u ocho años. Pues esta gente tiene una historia y una filosofía a la que le deberíais echar un ojo.


Al día siguiente nos levantamos temprano, ellos más, y nos pusimos en camino a McLeod Ganj, con la intención de estar dos días y mañana hará seis ya. Amritsar-Patankhot-Dharamsala-McLeod Ganj, tres autobuses, ocho horas. Sobre media hora los últimos 10 kilometros montaña arriba desde Dharamsala de noche. Y siguiendo al segundo gancho de guesthouse (Mount View Hostel) que nos vino -resulta ser el encargado- nos fuimos a una que no habíamos mirado que está más que bien, a un precio buenísimo. Y es uno de los sitios de fiesta conocidos de este pueblo de paz, exilio, lucha, negocio y bohemios wannabe, donde ayer me enteré que tienen hasta bolera. Los monjes usan todos unos portátiles de la ostia, y ya he visto a alguno en el facebook añadiendo tibetanas de muy buen ver.
domingo, noviembre 14, 2010

Las cometas de Benarés

Podría vivir perfectamente con una mancha de pis en la alfombra, pero que va tío, más complicaciones.
Mucho Muchacho parafraseando a The Dude


Más de quince días sin actualizar y hoy caen dos. Tengo que pedirme disculpas a mí mismo por la escasa frecuencia de actualización, pero obedece a varias razones. Por un lado, la entrada de Jaipur estaba escrita hace tiempo, pero el Office expiró y no di encontrado hasta ahora un pc donde lo tuviesen instalado. Por otro, los momentos de salud delicada, y la más importante, el odio que me produce tener que escribir en un teclado internacional donde no puedo poner acentos ni ñ sin que me lleve tanto tiempo escribir como copiar y pegar los símbolos característicos de nuestro idioma. Pero aquí estamos de vuelta.

Voy a hacer un pequeño resumen cronológico. Luego de Jaipur -un poco de scroll down y lo leeis- estuve alrededor de seis días en Pushkar, relajándome y empezando la ginkana de enfermedades que he tenido que superar en este tiempo. No voy a hablar de ese pueblecito, queda demasiado atrás ya, pero se lo recomiendo encarecidamente a todo el mundo que visite la India y la zona del Rajastán, para desconectar de las masificaciones de personas, el ruido infernal y la polución cuasi-incapacitante típica del resto de lugares de este enorme país.

De ahí, acompañado ya por Tanja y Corina, y con la seguridad de encontrarnos a nuestra llegada con Dani, Tania y Eliana, nos pusimos rumbo a Varanasi vía Jaipur, un viaje de un día, al estilo hindú. Jamás pensamos que nos quedaríamos en la ciudad de la muerte diecisite largos días. Varanasi es caos, es suciedad, es agobio, es mi ciudad favorita de las que he visitado, sin duda alguna. Supongo que estar más de dos semanas haciendo poco más que sobrevivir ayuda a tener esa impresión. A la ciudad donde confluyen el Varuna y el Assi, bañada, purificada, contaminada por el Ganga, se viene a morir. La casa de Shiva se abre ante tí entre seda, chillum, música y agua. El primer día nos dimos nuestro primer paseo por los ghats -escaleras de baño- donde la ciudad nace y muere, y creo que fue en el tercero cuando cogimos el barco a las 5.30 am para ver el amanecer de la urbe. Varanasi también es una típica ciudad hindú de tráfico horrible y suciedad, y la espiritualidad es, bueno, para la gente que ya viene espiritualizada de casa. La India sólo es un paraiso si te gusta vivir en desolación, pero es infinitamente interesante para visitar, ampliamente disfrutable y cómico, es una experiencia necesaria. La gente lavando sus ropas y las de cuarenta personas más, las lanchas caseras que venden dvds y llevan una televisión alimentada con una bateria de coche, personas de todas las edades rezando y bañándose en el agua bipolar de la madre Ganga, los sadhus y buscavidas, el bostezo de una concentración de cuatro millones de personas, la luz rosácea en el agua, la atmósfera única, las piras funerarias ardiendo las veinticuatro horas, su olor, y las velas dejadas a la deriva. No me gusta ver templos, ni fuertes, ni cosas así. Esto también es turístico, pero es increible. Y cuando todo parecía enderezarse en mi plan de viaje para mi tiempo en el subcontinente -para luego ya lo está- la realidad llegó. Entre problemas de visado por la nueva política hindú, Paul no tenía que arriesgarse a perder uan visa por diez años, y consecuentemente no lo hizo. Tania y Daniel recuperaron su camino original espoleados también por el bajón anímico que genera siempre la burocracia, y las hermanas hacía dos días que habían empezado el calvario que duraría hasta el día que nos marchamos, a doce de noviembre. Las pobres lo pasaron mucho peor que yo, incluido ingreso hospitalario, pero fue un alivio tener gente al lado cuando no puedes con el alma, porque la India no es un país agradable para ponerte realmente enfermo. Las ayudamos mucho, y ellas me ayudaron a mí cuando llegué a 39 de fiebre, llevaba tres días sin dormir realmente y no podía hacer nada más que respirar. Luego vino lo del dedo. No necesito tatuajes, la vida se encarga de irme dejando marcas por el cuerpo de mis viajes. El índice izquierdo se duplicó de tamaño en su última falange, producía un dolor intenso y una incomodidad manifiesta. Ahora, después de ser abierto vía aguja, tijera y bisturí ya ha recuperado su volumen normal, dejando un agujerito de diámetro algo menor al del de un filtro de cigarro que sigue curando lentamente, pero la movilidad y la fuerza todavía se resienten bastante. Después de los planes de viaje fallidos, esta situación me impidió, y lo seguirá haciendo por un tiempo, tomar las clases de tabla que pretendía. Ahora tengo una tabla que pesa más de 12 kilos que transportar conmigo, pero es un sueño cumplido. Dos dvds y el skype de Ravi me permitirán hacerlo de vuelta en Turquía hasta que en época baja decida si todavía me seduce el plan de volver todo el mes de marzo o abril para dedicarlo a tocar algo más que las pelotas. Y de paso, qué os parecería vestiros todos de neohippies? Tenemos que estudiarlo. Pero ahora mismo, al borde de abandonar el país o seguir una semana más, me apetece volver allí en un tiempo y tener un profesor real. Y Ravi es bueno, muy bueno. Y volver a ver cada día, desde la hora de comer hasta la pronta puesta de sol, a los niños creando la imagen fantástica de un cielo repleto de pequeñas cometas. También hay tiendas de bhang legales aprovadas por el gobierno, pero no pude sacar una foto decente; en el primer caso, por la calidad de la cámara, en el segundo, porque vendrían a darme unas ostias.


Y ahora, de vuelta a Delhi y sin ganas ni necesidad de salir a respirar de nuevo Paharganj, todavía no se si mañana aterrizo en Istanbul o me quedo una semana más, me he acostumbrado a acomodarme en las habitaciones de las guesthouses.

Jaipur o cómo estafar a los estafadores

La habilidad es a la astucia lo que la destreza a la estafa.
Chamfort


Llegar a una ciudad a las 11 de la noche debido a que tu tren se ha retrasado media hora en la salida y luego ha ido a derecha e izquierda por la misma vía sin que tú entiendas qué está pasando no es del todo malo. Pero ya os hablé de ese viaje en la anterior entrada. Jaipur Junction 11.30 pm, con Maj y Tina, las dos danesas que viajaban en el mismo vagón de 2nd class, sin información de hostales en la ciudad y la guía en el pc. Nadie tiene idea de nada, así que como buen viajero en la India confiamos ciegamente los unos en los otros para movernos. Sobrevivimos en manada, las individualidades en este país se pagan; en rupias. Ellas tenían un nombre de un hostal en el que se suponía tenían dorm así que enganchamos el primer autorickshaw que nos ofrecen y nos dirigimos allí. La entrada no correspondía a un hostal donde caerte muerto por 80 rupias. Guardia de seguridad, puerta electrónica, mesa de pingpong fuera, ascensor y, lógicamente, no dorm. El conductor nos esperaba fuera, por si no había sitio. Resultó que tampoco había conductor cuando salimos, así que empezamos a andar por las calles desiertas, hasta que encontramos un policía. En este país los agentes de la ley y el soborno son unos de los mejores aliados que puedes tener, el resto de los habitantes les tienen un miedo atroz y siempre responden favorablemente cuando te acercas a ellos bajo su tutela. Al parecer, los estacazos que meten con sus palos de bambú, que combinan eficazmente con subfusiles del mismo tamaño que ellos, son para no olvidar. No pretendo comprobarlo, no es la clase de souvenir que me gusta llevarme de los sitios.


Sentados en la calle tiro de pc para buscar otro hostal, y escogimos el que creo que todo el mundo ve de primeras, uno llamado Pearl Palace que tiene muy buena pinta. La verdad es que estaba muy bien, pero lleno, así que probamos suerte en el de enfrente, donde terminaríamos quedándonos. Situado en la zona tranquila de la ciudad, el ChitraKatha fue un oasis de paz que te demuestra que hay buenas opciones escondidas por poco dinero. Maj fue muy rápida en la negociación por la habitación, esgrimiendo la hora y jugando la carta de mejor más barato que vacío; pretendíamos una doble para ellas y una simple para mí, pero nos enseñaron una habitación con cuatro camas, el mejor baño que he tenido en la India hasta el momento –y creo que hasta el final- e incluso toallas. Si, puede parecer una tontería, pero cuando llegas a un hostal donde te dan toalla sabes que ESE es el sitio, una simple toalla por la cara puede suponer la mayor alegría de la jornada; aunque los conocedores de la Guía del autoestopista galáctico ya deberían saber esto. Y es una verdad absoluta, como la gravedad fuera de una instalación de entrenamiento aeroespacial, donde tienen métodos científicos para reducirla a la mínima expresión, lo cual siempre me ha fascinado. Al final acabamos pagando 200 rupias cada uno por noche, casi la mitad de lo que estaba pagando cualquiera de los otros huéspedes del lugar. Una maravilla de sitio, limpio, tranquilo, staff agradable e incluso wifi. Toallas e internet o el Paraíso.

Pasé tres noches y dos días y medio en la ciudad. Jaipur es la capital del Rajastán, un lugar caótico de 3 millones de habitantes famoso por ser el centro comercial del estado, la ciudad rosa, y las gemscams –estafas de joyas.


El primer día me dirigí a la ciudad vieja, también conocida como la Ciudad Rosa. Uno de los últimos maharajás de Jaipur mandó pintar todas las casas de ese color con motivo de la visita, alrededor del 1800 y muchos, de la Reina de Inglaterra. El rosa es el color de bienvenida. Y bueno, sí, se nota que en algún momento fue rosa, en la actualidad es más de tono salmón oscurecido y desgastado por la costumbre hindú de tenerlo todo lleno de mierda y la extrema polución existente en cualquier centro urbano del país. Pero me sentía bien, misteriosamente recuerdo Jaipur como un sitio ordenado por el que se podía caminar, la impresión de Delhi seguía muy reciente, junto a ese fallido intento de viaje que supuso Lucknow, el sitio al que nunca volveré. Todos los conductores de rickshaw me querían llevar, diciéndome que lo que quería ver estaba muy lejos, 8 kilómetros y cosas así. No lo hacen para sacarte el dinero, por supuesto, es sólo que el método hindú de contar metros y kilómetros es abismalmente distinto al nuestro, 100 metros locales pueden ser 20 o 500 en cualquier otro país, pero nunca serán 100. Me dejan en la AjmerGate, una de las siete puertas de la ciudad antigua, y comienzo a andar, con el vago recuerdo de que el HawaMahal está a la derecha de mi posición. En la siguiente calle principal me encuentran dos indios, bien vestidos, con buen nivel de inglés, se interesan por mí, por conocer cosas de España, y me invitan al primer chai. Hablando surge la oportunidad, siempre por placer, siempre porque es su país y yo soy el invitado. La verdad es que la jugada me salió redonda. Otro amigo suyo, por orden del primero, cuyo trabajo real sigue siendo un misterio para mí, me lleva en moto a ver el templo del dios Hanuman o Monkey Temple, que está hacia las afueras de la ciudad y en rickshaw te cuesta una pasta, así que acepto, me hago el tonto, me dejo ver como una presa fácil de timar. El viaje fue un placer, por primera vez íbamos por carreteras locales con poco tráfico, rodeado de vegetación, sintiendo el viento en la cara. Me dejó conducir la moto un rato, cuando el volumen de la circulación pasó a ser mínimo, sin el peligro de que se te cruce una bicicleta o un camión en el momento menos inesperado. El riesgo de vaca/perro/mono siempre está presente. Tras el templo, entramos de vuelta a Jaipur y le pido que me lleve a ver el HawaMahal, por fuera, ya que dentro no tiene nada y hay que pagar, y lo bonito es la fachada. Tiene un encanto especial, no deja de ser la imagen más conocida de Jaipur, pero tiene un tamaño considerablemente inferior al que me imaginaba. De ahí de vuelta al lugar donde me abordaron, porque me iban a invitar a comer. Cuánta amabilidad, era increíble, en el sentido más literal de la palabra. Y claro, aquí comenzó el proceso de, una vez “ganada” tu confianza, de hablar de joyas. El jefecito me lleva a comer, sorpresa la mía cuando me lleva a casa de su primo, que es un tratante de joyas. Allí poco a poco me ofrecen la posibilidad de hacer mucho dinero, volviendo a España con el billete pagado, sin tener que dar nada de dinero, con dos o tres anillos valorados en 1000 euros –es la primera vez, no puede confiarme material por 20000 euros, como hace con los turistas que ya lo han hecho varias veces. Me enseña las copias de los pasaportes, los documentos que firman conforme a que las joyas son para regalos, no para vender en su tierra de origen y así burlar las aduanas. Por hacer eso, me llevo 600 euros a mi llegada a España más el billete de avión por la cara. Todo suena demasiado bien, perfecto, 600 euros por ponerme dos anillos en los dedos y entregárselos a su representante a mi aterrizaje en el Prat. Nadie da duros a pesetas, tenedlo siempre presente. Hago que me interesa, que tengo que consultar cuando me tengo que ir, comemos y les digo que tengo que ir al hotel para ver mi disponibilidad de fechas. Por aquel tiempo, la opción de volverme era la primera a mucha distancia de la segunda. Y quedamos para las 7.30 pm en la esquina de la calle, donde el fulano de la moto me vendrá a recoger una vez haya hablado con mi familia y sabiendo la fecha, para concretar el negocio. Tengo que reconocer que me lo pensé, todo sonaba bien, pero al final, y muy bien hecho, tiré de intuición y me quedé en el hotel. No me sobra el dinero, sí los problemas. Estar sólo, rodeado de hindús que quieren algo de ti, en su piso, no ofrece sensación de seguridad. Luego supe que el tío se recorrió los cuatro hoteles de la calle preguntando si me hospedaba allí, con cierto aire mosqueado. Que se jodan, el dinero fácil no existe, y yo estaba muy contento habiendo tornado su estafa en mí estafa: un día de sightseeing gratis, comida gratis, y experiencias útiles gratis. Soy muy buen mentiroso, tengo futuro.

Por orden, las instantáneas del templo de Hanuman, Hawa Mahal y Jal Mahal.



El segundo día empezó de manera similar y terminó también igual, con una cerveza y un canuto de una calidad extrema en el cuerpo jugando la carta de “estáfame, soy turista”. Tina seguía enferma y por ello las danesas se quedaron en el hotel otro día más. Reniego del tuk-tuk y me voy hacia la ciudad rosa andando, quería tomarme un lassi en Lassiwala, la Lonely hablaba muy bien del sitio, y la verdad, creo que ha sido el mejor que me he tomado hasta el momento, incluidos los bhanglassi que tienen un gusto horrible y unos efectos más que discutibles. Allí Mohammed, un conductor de rickshaw que se estaba tomando también un lassi, me empezó a hablar sin ánimo de venderme nada y me enseñó su guestbook, lleno de buenas referencias, especialmente de españoles. No tenía que hacer, así que le digo que me lleve a ver el Jal Mahal, elefantes, que me haga un tour, que me fío de lo que he leído. Antes, como siempre, paró a invitarme a un chai. Pero como todo el mundo en este país, tuve que tragar e ir a ver tiendas. La de ropa me gustó, no te presionaban para comprar y me enseñaron todo el proceso de manufactura, tinte, corte y confección. Pero en la siguiente, la de joyas, con un tío joven que hablaba perfecto español y había viajado mucho, el sitio presentaba un aspecto legal, las cosas como son, pero tras todo el paripé de la amistad, el colegueo, la cerveza y el hachís, llegó una venta extremadamente agresiva, asquerosa, violenta. Cogí, cabreado, me levanté, enganché a Mohammed y le dije que me llevase al hotel. Antes le había dicho de tomarnos un lassi que ya no quería, no estaba de humor. Me había llevado a un sitio totalmente desaconsejable, le pagué y me despedí. Y lo iba a recomendar, pero me quitó las ganas. Se disculpó por el sitio, porque nunca habían actuado así y demás, pero llegó tarde. Hubiera sido genial tener un buen conductor en el que confiar a la vuelta pero, en mi caso, no hubo comentario en su libro.

Al día siguiente ya me iba hacia Pushkar compartiendo autobús con una holandesa y una sueca que había conocido en Agra y el azar hizo que también compartiéramos ese maravilloso hostal de Jaipur. Estaba feliz la verdad, la sensación de haber vivido otro día más casi gratis, y el tener wifi y poder usar mi ordenador, y por supuesto, la toalla, hicieron de mis días en la capital rajastaní una grata experiencia. El autobús sale a la una del mediodía desde una estación que es un caos como todas las que hay en esta tierra, pero es barato y son sólo cuatro horas, además de la única manera de llegar al pueblo del templo de Brahma. Pushkar, donde el tiempo se detiene, el bhang te rodea, y los hoteles tienen piscina. De ahí os hablaré en la siguiente entrada, pero tampoco lo aseguro, según me apetezca, porque Jaipur fueron dos días y me cuesta escribir, pero Pushkar han sido seis. Namaste.

domingo, octubre 24, 2010

Puertos de montaña en la frontera del desierto

Un idealista es aquel que cuando se da cuenta de que la rosa huele mejor que el repollo llega a la conclusión de que su sopa será también más rica.
Henry Louis Mencken

No me apetece hablar de Delhi. Ni de los primeros días. Pero me alegro por ellos. Enfrentar la realidad, tus deseos, necesidades y verdaderas prioridades, y alcanzar una conjunción armónica, siempre es positivo. Bienvenidos a (Con) Sin ruta, y sin rumbo.

He descubierto que siempre puedes viajar en el tren que sea. No importa que esté lleno, porque ese concepto no se aplica aquí. Sólo depende de tus ganas de comodidad. Al parecer, si tienes WL y dos números en tu billete –waiting list- simplemente no tienes asiento/cama, pero puedes estar en el tren. Sigue sin parecerme una buena idea tener un billete con esos caracteres. Pero para distancias cortas, no existe para mi otra clase que la II class sin billete reservado. Previa cola estilo indio, y por muy pocas rupias, puedes formar parte de algo muy hindú: el hacinamiento. Si eres rápido y lo coges en la estación de salida, puedes hacerte con un asiento, incluso una cama de tablas. A mí, sin embargo, me encanta apalancar la mochila en un lugar seguro, en mi caso concreto con las únicas dos osadas extranjeras que estaban en el vagón, y sentarme en la puerta –abierta, por supuesto- del mismo, con el viento en la cara, las vistas, el tabaco, la pillería, y sobre todo, la sensación de libertad, de paz y energía que me da. Hasta que empieza la realidad. Cada poco tiempo el tren se detiene en medio de ninguna parte, o en estaciones que se encuentran situadas en esa misma ninguna parte, y en cada parada se sube y baja gente en una proporción de 20:1. Ahí empiezas a compartir asiento en una puerta de tren. Son del mismo tamaño que una puerta de tren estándar. Sigue entrando gente, y como estás en la puerta tienes que levantarte, posicionarte estratégicamente, y evitar explicarte porqué los mismos se bajan y se suben tres o cuatro veces. Las samosas suelen estar buenas, por cierto. Si te gusta ir ahí, no sueltes la puerta, no te alejes de ella más de cinco segundos, o se habrá ido para siempre. Cuando en un espacio de 5m2 hay 17 personas, estar sentado se aprecia. No hay tensiones, pero no sé, tampoco me ha convencido la atmósfera. Lo genial es tener tu equipaje junto a las dos únicas personas occidentales sentadas en la otra punta del vagón. Quince minutos, unos 10 metros. La gente duerme así, con las nalgas del vecino a unos centímetros de la boca babeante. Gente sentada, gente en los huecos en los que no coge mi zapato. Es un modo de viajar muy divertido. Agra-Jaipur, sólo cuatro horas, más el retraso.

La llegada a la ciudad del Taj fue insípida. Autorickshaw al primer hostal que ponía la guía, ya era de noche, 150 rupias por una habitación con cama, ventilador y cuarto de baño. Eso es todo, y me pareció bien. No necesitaba lujos. Subí a la terraza a intuir el Taj, porque aunque tiene vista directa, y cercana, no se ve de noche. TajGanj es un PaharGanj en pequeñito. Di una vuelta por ahí y me senté a cenar en un lugar que no ponía Recommended by Lonely Planet. Curry de espinacas y queso, arroz y una Kingfisher, de la cual no consigo encontrar una bandeja por ningún lado. Una pareja de chinos –me tenían cara hongkonesa- llegó un poco más tarde, buscando vistas. Era de noche. Así que se sentaron igual. Cuando ya había terminado de comer, disfrutando de la cerveza y el cigarro de después, llegó un grupo de jóvenes. Dos chicas canadienses, una sueca y una holandesa con las que luego me encontré dos días después en el mismo hotelazo de Jaipur, un australiano y un italiano –todos, menos las canadienses, vivían en Australia, pero se acababan de encontrar también, viajaban en grupos de dos siguiendo el orden en que los he nombrado- que tenía padre español, había vivido en Barcelona y pasado muchos veranos en Euskadi. Fue una buena noche, la verdad, risas y cervezas, y Honey Pancake, el hombre que nos servía, un Sir de muchos años, que al preguntarle su nombre, dijo todo emocionado a las chicas Honey Pancake. Era gracioso, y diligente, la verdad, y el curry estaba buenísimo. Previa a la llegada extranjera estuvimos hablando un rato. Luego camino al hotel, dormir y Taj Mahal. Para hablar de él ya están las fotos, pero me pasó como me pasa con casi todo lo increíble y maravilloso que he visto mil veces en imágenes, no me toca. Sigo teniendo el anochecer en Bagan como algo insuperable, y por muchos visionados según la iluminación que reciba esa locura al amor, me sigo quedando con la magia de los templos birmanos. Pero es que soy un exquisito, un sibarita, parece.




El plan era abarcar Jaipur también en esta entrada, pero con el viaje hasta allí abriéndola, y cerrando así el famoso y masificado Triángulo dorado, está bien por el momento. Mañana los dos días y medio en la capital del Rajasthan, ciudad de maharajás, casas rosas, scams, y 3 millones de personas. Y luego Pushkar, donde tras unas pocas horas, un gran alivio y un shock turístico moderado, empiezo a entender eso de un día más…
martes, octubre 19, 2010

Palabras

Hoy no hay frase.
Cándido Cabana

Gente. Intensidad. Basura. Vacas. Tabaco de mascar. Pobreza (extrema). Cervezas en teteras. Thalis. Soledad. Estafas. Neohippies. No. Where are you from? Where are you going? When? Why?. Rickshaw sir. No. Hash, hash. Pobreza (aún más extrema). Clasismo. Chai. Cerdos. Color. Especias. Policía. Estafas. Lassi. Hello. Camellos. Templos. Fuertes. Gordas. Esqueléticos. Basura. Trenes. Reservar en los trenes. Trenes de segunda clase. Trenes rebosando gente. Samosas. Hola hola, cocacola. Shababa. Helicóptero hindú. Miradas. Ayuda. Backpackers. Rupias. "Amistad". Bhang. Ventiladores. Mosquitos. Cerillas. Agua. Agua. Agua. Saris. Pashminas. Agobio. Reflexión. Honey Pancake. Monos. Caos. Polución. Gente. Monos. Alegría. Principio. ¿Final?. Tabaco. Chapati. Exposición. Meaderos públicos. Calles. Callejones. Esquinas. Oscuridad. Luz. Gandhi. Rupias. Sinsentidos. Cableado. Elefantes.

Asia.
India.

Sobreviviendo en... Delhi

Pensar: Proceso de superviviencia, condicionante. Para sobrevivir, nos vemos obligados a pensar
Jiddu Krishnamurti


Esta entrada estaba escrita, cómo la de Petra, antes de la anterior.

Amigos aventureros, en Delhi no se sobrevive. De Dehli se huye a la mínima oportunidad, así que no voy a explayarme en esta entrada como hice en Ammán, o como pretendo hacer en las futuras capitales y/o ciudades hub de mi viaje pero, aunque os debería dejar a merced de la Lonely y su infinita sabiduría, con eso de sentirme proveedor de un servicio que espero que alguno de vosotros use en un breve espacio temporal.

Podéis introducir dos cartones de tabaco en India, e imagino que también alcohol, pero llegando desde Ammán no había demasiada opción, así que, lamentablemente para mis pulmones, escogí los fumables. Si no queréis ser víctimas de gran estafa legal de este siglo –las casas de cambio de los aeropuertos-, llegad bien provistos de una Visa. Y digo Visa, no Mastercard, en cuyo caso –mi caso-, Thomas Cook estará dispuesto a ayudaros. Por el dinero que le estáis dando bien podría él mismo arrodillarse y haceros un favor.

En el mismo aeropuerto tenéis que ir directos con vuestras recién estrenadas rupias (Rs) (todos los billetes tienen a Gandhi) al Pre-paid taxi booth. Allí –haced trampa- por 300 Rs os darán un papel con el que el taxista del aeropuerto os llevará al punto seleccionado sin tener que regatear ni pagar un precio exorbitado. Id solos con vuestra mochila, luego compartid los gastos. La dirección, Main Bazaar, PaharGanj.

Y una vez ya en el meollo de Delhi, buscaos la vida con el hostal, mucho mejor para vuestra economía si podéis compartir habitación. Un buen consejo es tener algún hostal reservado de antemano, aún sin tenerlo la oferta es tan amplia que no tendréis problema. Negociad siempre el precio, es raro que no podáis bajar al menos 50 Rs; los precios dependen de la temporada, si llegáis sobre diciembre vais a poder vivir aún más barato.

Consejo, decidle al taxista el nombre de un hostal, por ejemplo, Namaskar, aunque ni siquiera pretendáis quedaros allí, y manteneos inflexibles. Da igual lo que os diga, las llamadas que haga, que os deje en la puerta ANTES de darle el papel, sin el cual no cobra, y siempre decid que ya tenéis reserva. Una vez que os movéis con el booth no es común tener ese problema, pero las comisiones siempre son las comisiones.

Y bienvenidos al infierno, mi consejo, no más de 2/3 días, hasta os lo pido por favor, y la única parada obligatoria el primer día de vuestra estancia es la International Tourist Bureau, en la primera planta de la New Delhi Railway Station, o lo que es lo mismo, la Estación de tren de Nueva Delhi, en frente de PaharGanj. No hagáis caso a nadie que os diga cualquier otra cosa referente a cómo obtener vuestros billetes de tren, esa oficina funciona sólo para vosotros, de una forma extremadamente efectiva, eficiente, agradable y rápida. Una vez allí, a ser preferible antes, escoged destino, comprad el ticket, y entonces sí, sabiéndoos ya fuera de la urbe, podréis disfrutar ese día o dos de lo que la capital tiene que ofreceros. Siguiente entrada, mis días delhirantes.

domingo, octubre 17, 2010

Inpass y conclusiones

El que emplea demasiado tiempo en viajar acaba por tornarse extranjero en su propio país.
Rene Descartes

No me lo esperaba tan pronto. Cierto es que acarreo demasiada negatividad, que haber leído en estas condiciones El guardián entre el centeno no ha sido la más acertada de las decisiones, que quizás no estoy poniendo todas las ganas que debería y abandonarme al simple disfrute de contemplar y vivir sitios nuevos. Y aunque lo intento, y las noches al final acaban siempre por renovarme la energia, cada mañana es un combate psicológico por levantarme de la cama, tabla, o tren en el que me encuentro y emprender un nuevo día. Me veía sobradamente capaz de emprender solo esta aventura, pero que ostias, aun sabiendo que esto iba a pasar, no me lo esperaba asi. No tan fuerte, no tan incapacitante. Y el dinero está para hacerte feliz, y yo no lo estoy siendo. Quiero viajar, y estos todavia no cumplidos quince dias de soledad ya me han enseñado algo, que no quiero hacerlo solo. Encontrar a gente, viajar con ella, es factible, casi todos los días me he tomado unas cervezas con gente, me he reído, pero no es lo mismo. Quiero hacerlo con alguien que conozca. Lo dije antes de partir, no me siento preparado, pero tengo los cojones para lanzarme a la aventura. Y fue dicho y hecho. Tuve los cojones para lanzarme a la aventura, pero no tengo el ánimo para disfrutarla, y ahora cada vez pesa más la falta de preparación mental. Sólo se que ahora mismo, esto no es lo que quiero. Asi que amigos, aunque me voy a dar unos días más, cada vez veo mas cercana la renuncia. La renuncia a no disfrutar. Este es mi año de ser feliz sin preocupaciones, no tengo de lo ultimo, pero tampoco de lo primero. Y no lo considero un fracaso, lo considero una lección. Cada uno tiene que estar donde quiere estar, y yo, ahora, no quiero estar aquí. Si el miércoles o el viernes me véis de vuelta en Turquía, juzgadme si queréis, pero yo estaré contento -otra vez. Y quizás luego emprenda otro viaje con menos aspiraciones, y menos bombo, pero que me haga disfrutar.
jueves, octubre 07, 2010

Petra - Día 1

La paciencia es la clave de la solución
Proverbio árabe

Esta entrada estaba escrita antes de India. Ahora he tenido el tiempo a publicarla. La cita, sin embargo, vino hoy. Las cosas van (mejor), que ya es algo.

Como os he dicho a muchos, y alguno me dijo a mi, sólo estás sólo cuando quieres estarlo. Hice mi viaje a Petra acompañado desde la puerta del autobús con un australiano y un alemán, Matt y Gabriel respectivamente. Antes de relataros Petra, toca el cómo llegar desde Ammán.

Los autobuses en Jordania son un caos. No hay horarios, no hay buses por la tarde, basicamente de antemano puedes saber de dónde salen, cuánto cuesta el viaje, y cuándo deja de haber posibilidades de hacerlo. El día 6 empezó realmente temprano, a las 7 am en pié, ducha de agua fría y desayuno a base de pita y queso en lata australiano. Si, queso en lata. Y no estaba malo. Desde Downtown -que es donde estaréis si habéis seguido mis consejos anteriores- tenéis que cojer un taxi hacia la estación de autobuses de al-Wahdat (estación sur) por el que no debéis pagar más de 2 JD -a lo sumo, 2,5-. Una vez allí id hacia el minibus, aquí son todo minibuses, que va a Petra, directamente preguntad cual es, cuesta 5 JD y tarda alrededor de unas 3 horas en llegar a Wadi Musa. Allí os recomiendo alojaros en Valentine Inn, el servicio no es muy amable, pero los precios son perfectos; por supuesto, a dormir de nuevo en el tejado. Y andad a todos lados, no me seáis vagos, que revitaliza el cuerpo. Entrada a Petra en esta temporada, 33 JD un día, 38 dos. Nosotros hicimos lo correcto cogiendo la de dos, y puedo decir que el segundo fue mucho más divertido.

Qué decir de Petra, mirad las fotos y listo. Aún así, me esperaba más, puedo decir que me ha gustado más la Capadocia, pero los colores de la roca -por algo lo llaman Red Rose- son simplemente increibles. El primer día llegamos en torno a las 2, a mi juicio, la hora perfecta para disfrutar de la ruta principal, y volver a oscuras cuando el camino lo iluminan bolsas de arena con una vela dentro. Es mágico. Llegad hasta el final, el Monasterio, y subid al sitio que dice ser "la mejor vista de Petra", porque prácticamente lo es.


El beduino que tiene allí su tienda nos ofreció te gratis y allí nos quedamos hablando con el, disfrutando de la puesta de sol y de la música de su laúd. Hablando de la vida, de Petra, de mujeres, de cómo le había roto el corazón una francesa con la que estuvo 4 años y medio, salió el tema y me vi disfrutando de un canuto de hachís jordano allí, en tierra de Nabateos, con el tercer te que nos ofreció en la mano. Los de la foto de abajo somos nosotros, antes de emprender el camino de regreso al hostel y coger la cama, esterilla en nuestro caso. No he comido carne desde que llegué, entre el arroz, el hummus y el falafel me sobro y me basto. Y comer es barato si sabes donde, estilo Turquía.


Y lo mejor fue el segundo día, pero ahora no tengo fuerzas para ponerme a escribir, estoy realmente cansado, así que os dejo con la puesta de sol desde lo alto de Petra. Pero lo haré, me guardo las fotos, y descender por allí viendo los gestos de incredulidad de la policía jordana es de lo mejor hasta el momento. Eso, y Honey Pancake.