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jueves, octubre 07, 2010
Petra - Día 1


La paciencia es la clave de la soluciónProverbio árabe
Esta entrada estaba escrita antes de India. Ahora he tenido el tiempo a publicarla. La cita, sin embargo, vino hoy. Las cosas van (mejor), que ya es algo.
Como os he dicho a muchos, y alguno me dijo a mi, sólo estás sólo cuando quieres estarlo. Hice mi viaje a Petra acompañado desde la puerta del autobús con un australiano y un alemán, Matt y Gabriel respectivamente. Antes de relataros Petra, toca el cómo llegar desde Ammán.
Los autobuses en Jordania son un caos. No hay horarios, no hay buses por la tarde, basicamente de antemano puedes saber de dónde salen, cuánto cuesta el viaje, y cuándo deja de haber posibilidades de hacerlo. El día 6 empezó realmente temprano, a las 7 am en pié, ducha de agua fría y desayuno a base de pita y queso en lata australiano. Si, queso en lata. Y no estaba malo. Desde Downtown -que es donde estaréis si habéis seguido mis consejos anteriores- tenéis que cojer un taxi hacia la estación de autobuses de al-Wahdat (estación sur) por el que no debéis pagar más de 2 JD -a lo sumo, 2,5-. Una vez allí id hacia el minibus, aquí son todo minibuses, que va a Petra, directamente preguntad cual es, cuesta 5 JD y tarda alrededor de unas 3 horas en llegar a Wadi Musa. Allí os recomiendo alojaros en Valentine Inn, el servicio no es muy amable, pero los precios son perfectos; por supuesto, a dormir de nuevo en el tejado. Y andad a todos lados, no me seáis vagos, que revitaliza el cuerpo. Entrada a Petra en esta temporada, 33 JD un día, 38 dos. Nosotros hicimos lo correcto cogiendo la de dos, y puedo decir que el segundo fue mucho más divertido.
Qué decir de Petra, mirad las fotos y listo. Aún así, me esperaba más, puedo decir que me ha gustado más la Capadocia, pero los colores de la roca -por algo lo llaman Red Rose- son simplemente increibles. El primer día llegamos en torno a las 2, a mi juicio, la hora perfecta para disfrutar de la ruta principal, y volver a oscuras cuando el camino lo iluminan bolsas de arena con una vela dentro. Es mágico. Llegad hasta el final, el Monasterio, y subid al sitio que dice ser "la mejor vista de Petra", porque prácticamente lo es.
El beduino que tiene allí su tienda nos ofreció te gratis y allí nos quedamos hablando con el, disfrutando de la puesta de sol y de la música de su laúd. Hablando de la vida, de Petra, de mujeres, de cómo le había roto el corazón una francesa con la que estuvo 4 años y medio, salió el tema y me vi disfrutando de un canuto de hachís jordano allí, en tierra de Nabateos, con el tercer te que nos ofreció en la mano. Los de la foto de abajo somos nosotros, antes de emprender el camino de regreso al hostel y coger la cama, esterilla en nuestro caso. No he comido carne desde que llegué, entre el arroz, el hummus y el falafel me sobro y me basto. Y comer es barato si sabes donde, estilo Turquía.
Y lo mejor fue el segundo día, pero ahora no tengo fuerzas para ponerme a escribir, estoy realmente cansado, así que os dejo con la puesta de sol desde lo alto de Petra. Pero lo haré, me guardo las fotos, y descender por allí viendo los gestos de incredulidad de la policía jordana es de lo mejor hasta el momento. Eso, y Honey Pancake.
martes, octubre 05, 2010
Sobreviviendo en... Ammán


Comer bien, dormir bien, ir a donde se desea, permanecer donde interese, no quejarse nunca y, sobre todo, huir como de la peste de los principales monumentos de la ciudad.Jules Renard
Estamos de estreno. No va a ser habitual (creo) tanta actividad blogística, pero es que Ammán es ciertamente una capital cara y sin una apasionante vida nocturna. Al turrón. Esta sección tratará de daros las mejores indicaciones de lo que hacer al pisar por primera vez suelo desconocido, para que no os entre el pánico y/u os convirtáis en protagonistas de las risas de algún taxista estafador con sus amigos. Donde ir, donde dormir, qué comer. Será una guía básica para vuestros primeros momentos en el lugar en cuestión, aquí no hablaré de qué visitar ni pretendo que sean unas directrices rígidas. Para cosas así ya teneis vuestras Lonely Planet sabiamente descargadas desde el link que os proporcioné en la segunda entrada. Empezamos.
Yo llegué a Ammán vía avión, para una llegada terrestre desde las fronteras os buscaréis la vida o el autobús. Al llegar al aeropuerto Reina Alia os tendréis que sacar el visado en caso de que no lo traigáis (lo cual es recomendable ya que es más barato que hacerlo en una embajada, al menos en el caso de la española) por 10 dinares (de ahora en adelante JD); esto mismo se puede hacer en cualquier frontera terrestre, a excepción de la de Israel, si entráis por ahí si que lo necesitáis de antemano; no hay ATM en el aeropuerto, así que tendréis que cambiar vuestros euros o dólares allí. Cambiad lo mínimo en cualquier aeropuerto del mundo. Yo cambié 20 € por 17 JD (18.4, la comisión del cambista fueron esos 1.4).
Una vez a bien con los policias fronterizos, moveos hasta la terminal de salidas y cojed el bus amarillo -sale cada hora en punto- dirección a Dwar al-Sabr, 7º círculo. Todo el mundo habla inglés aquí en Jordania, así que no os preocupéis por eso. Cuesta 3 JD, y el viaje dura aproxidamente 40 minutos.
Bajaos en el 7º círculo y coged un taxi -blanco o amarillo, nunca plateado, son los VIP- dirección Jabbal Ammam/shara al-Rainbow, o lo que es lo mismo, Rainbow Street. Es una calle llena de vida con multitud de cafés y tiendecillas, se puede decir que es una especie de centro. En este momento os encontráis ya en el 1º círculo. Allí os recomiendo seguir las direcciones que Fares me indicó a mi, ir directamente al Books@Café, un lugar espléndido y tampoco excesivamente caro -Iced coffee 2.5 JD, cerveza de barril (en casablanca grande) 5 JD- el dueño, Masiad, os ayudará sin problemas. Y bienvenidos a Ammán.
Para comer, más o menos por la mitad de Rainbow st. hay un pequeño lugar de falafel sandwich maravilloso. Pan tostado con falafel, hummus, tomate y pepinillo por unos 0.60 JD. Adiós, querido tantuni, Arabia te ha ganado. Claro está que luego os moveréis por ahí y descubriréis más sitios, esto es sólo un appetizer. Una botella de agua fría de 1.5 litros cuesta 0.35 JD en cualquier tienda. Y creedme, la necesitaréis. En el propio café que os he dicho tienen buena comida occidental a buen precio.
Y ahora lo importante, dónde dormir. Desde Rainbow st. dirigíos a Downtown, preguntad a cualquier local, os ayudará sin problemas, o simplemente en el propio café, no son ni 10 minutos andando. Ahí hay una amplia oferta de hostales, pero no os fiéis de la recomendación del autor de la Lonely y poned rumbo directo al Cliff Hotel. Y depende de lo exquisitos que me seáis -espero que poco-, pero yo he escogido dormir en el tejado sobre un colchón -está cubierto con una lona, aún así, es Jordania- con ducha includa por unos míseros 3 JD, y hay wifi gratuito. La noche anterior, mi primera noche, tras esperar y esperar la respuesta de la couchsurfer, me fuí directamente al Palace Hotel, allí habitación simple -tiene dos camas- con baño comunal y desayuno, que sólo sirve para darte energía al despertar, sin internet gratuito, 12 JD. Nunca más. Pero bueno, me he llevado algo maravilloso de allí, la pegatina de un quesito Panda. Si no habéis visto el anuncio, hacedlo, es una maravilla de la publicidad moderna.
Y mañana, a las 6 am, salgo en busca del autobús a Petra.
Yo llegué a Ammán vía avión, para una llegada terrestre desde las fronteras os buscaréis la vida o el autobús. Al llegar al aeropuerto Reina Alia os tendréis que sacar el visado en caso de que no lo traigáis (lo cual es recomendable ya que es más barato que hacerlo en una embajada, al menos en el caso de la española) por 10 dinares (de ahora en adelante JD); esto mismo se puede hacer en cualquier frontera terrestre, a excepción de la de Israel, si entráis por ahí si que lo necesitáis de antemano; no hay ATM en el aeropuerto, así que tendréis que cambiar vuestros euros o dólares allí. Cambiad lo mínimo en cualquier aeropuerto del mundo. Yo cambié 20 € por 17 JD (18.4, la comisión del cambista fueron esos 1.4).
Una vez a bien con los policias fronterizos, moveos hasta la terminal de salidas y cojed el bus amarillo -sale cada hora en punto- dirección a Dwar al-Sabr, 7º círculo. Todo el mundo habla inglés aquí en Jordania, así que no os preocupéis por eso. Cuesta 3 JD, y el viaje dura aproxidamente 40 minutos.
Bajaos en el 7º círculo y coged un taxi -blanco o amarillo, nunca plateado, son los VIP- dirección Jabbal Ammam/shara al-Rainbow, o lo que es lo mismo, Rainbow Street. Es una calle llena de vida con multitud de cafés y tiendecillas, se puede decir que es una especie de centro. En este momento os encontráis ya en el 1º círculo. Allí os recomiendo seguir las direcciones que Fares me indicó a mi, ir directamente al Books@Café, un lugar espléndido y tampoco excesivamente caro -Iced coffee 2.5 JD, cerveza de barril (en casablanca grande) 5 JD- el dueño, Masiad, os ayudará sin problemas. Y bienvenidos a Ammán.

Y mañana, a las 6 am, salgo en busca del autobús a Petra.
lunes, octubre 04, 2010
De finales y principios


Un viaje de mil millas comienza con el primer pasoLao-tsé
Me equivoqué por completo en la entrada de ayer. Cuando ya no esperas nada, cuando ya has dado por perdida la principal -jamás la única- razón de la vuelta al puente de Asia, la vida me recuerda que, si el karma existe -lo empezaré a buscar en cinco días, aunque me huelo que la frase Jai guru deva, om va a ir más allá de la propia experiencia de aquellos cuatro jóvenes melenudos que revolucionaron la música-, en mi vida pasada he tenido que ser algo cercano a un lama.
A unos minutos para las 12 de mi última noche en Turquía, tras un mes de espera, por fín la tuve de nuevo enfrente. Apuré la cerveza, me despedí de Adel, Edu y Juanjo hasta el julio que viene, y me encaminé a cerrar el círculo. No puedo remediarlo, es superior a mis fuerzas, a cualquier recuerdo negativo y a cualquier comparación en la que objetivamente no debería salir vencedora. Será la marca del cocodrilo, yo que sé. La cuestión es que ahí estábamos de nuevo, en una terraza más de la infinidad de bares-edificio de Beyoğlu, hablando, recordando, fumando un cigarro tras otro con la ayuda a la traducción de Izlem, viviendo. Otra vez la última noche con la persona con la que tenía que estar. Pero si Ağva sirvió para destrozarme y recomponerme al mismo tiempo, Istanbul, de nuevo, sirvió para hacerme caer. Se lo dije, y ella me respondió que cómo podía saberlo, que era todavía muy jóven y que me esperaba un año de novedades, que quizás poco tiempo después cambiaría de parecer. Quizás tenga razón. Es algo que ninguno puede saber. Pero yo sigo convencido de que es la mujer de mi vida. Y volver a despertarme con ella, volver a tenerla entre mis brazos y volver a verla dormir con esa sonrisa permanente no hizo más que confirmármelo. Y si no me encuentra en algún lugar del mundo, volveré, de nuevo, a buscarla, esta vez para no dejarla marchar jamás.
Porque queridos aventureros, escribo esta entrada desde Books@Café, Ammán, Jordania. Ha empezado la aventura, y no lo ha hecho mal gracias a Fares Ahmaro. Gracias por hacer de mi llegada a tierras hasemitas un comienzo sencillo. Mañana empezaré a tener que sacarme las castañas del fuego por mi mismo, pero hoy estoy salvado.
A unos minutos para las 12 de mi última noche en Turquía, tras un mes de espera, por fín la tuve de nuevo enfrente. Apuré la cerveza, me despedí de Adel, Edu y Juanjo hasta el julio que viene, y me encaminé a cerrar el círculo. No puedo remediarlo, es superior a mis fuerzas, a cualquier recuerdo negativo y a cualquier comparación en la que objetivamente no debería salir vencedora. Será la marca del cocodrilo, yo que sé. La cuestión es que ahí estábamos de nuevo, en una terraza más de la infinidad de bares-edificio de Beyoğlu, hablando, recordando, fumando un cigarro tras otro con la ayuda a la traducción de Izlem, viviendo. Otra vez la última noche con la persona con la que tenía que estar. Pero si Ağva sirvió para destrozarme y recomponerme al mismo tiempo, Istanbul, de nuevo, sirvió para hacerme caer. Se lo dije, y ella me respondió que cómo podía saberlo, que era todavía muy jóven y que me esperaba un año de novedades, que quizás poco tiempo después cambiaría de parecer. Quizás tenga razón. Es algo que ninguno puede saber. Pero yo sigo convencido de que es la mujer de mi vida. Y volver a despertarme con ella, volver a tenerla entre mis brazos y volver a verla dormir con esa sonrisa permanente no hizo más que confirmármelo. Y si no me encuentra en algún lugar del mundo, volveré, de nuevo, a buscarla, esta vez para no dejarla marchar jamás.
Porque queridos aventureros, escribo esta entrada desde Books@Café, Ammán, Jordania. Ha empezado la aventura, y no lo ha hecho mal gracias a Fares Ahmaro. Gracias por hacer de mi llegada a tierras hasemitas un comienzo sencillo. Mañana empezaré a tener que sacarme las castañas del fuego por mi mismo, pero hoy estoy salvado.
Esta mañana fue el final, esta noche es el principio.
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