- El economista camuflado - En proceso
- Apocalipsis Z. La ira de los justos
- Full Circle
- Istanbul - En proceso
- Omertà
- Océano Mar
- Cien años de soledad
- The girl who kicked the hornet's nest
- The Zombie Survival Guide
- The girl who played with fire
- Apocalipsis Z. Los días oscuros
- Apocalipsis Z
- Beneath an opal moon
- The brief wondrous life of Oscar Wao
- Hospital
- Superfreakonomics
- Los hombres que no amaban a las mujeres
- Ecstasy
- Freakonomics
- The White Tiger
- Pygmy
- The catcher in the rye
- Ideal Pansiyon - Fethiye
- Your House Guesthouse - Chiang Mai
- New Siam II - Kao San Road, Bangkok
- Traete tu tienda - Sri Lanka
- Oasis Guesthouse - Chinatown, Kuala Lumpur
- Garden Village - Siam Reap
- George's Guesthouse (o muchas otras) - Sagada, Mt. Province
- Uyami's Greenview Lodge - Banaue, Ifugao
- Blue Bamboo - Sabang, Palawan
- Aniceto's Pension - Puerto Princesa, Palawan
- Friendly's Guesthouse - Manila
- Mountain View Inn - McLeod Ganj, Himachal Pradesh
- Cosy's Guesthouse - Jodhpur, Rajastán
- Chitra Khata - Jaipur, Rajastán
- Shree Palace - Pushkar, Rajastán
- Valentine Inn - Wadi Musa, Petra
- Cliff Hostel - Ammán
- ChillOut Cengo - Beyoglu, Istanbul
- Mavi Guesthouse - Sultanahmet, Istanbul
Actualización -3-


No mires hacia arriba


S.S., D.D.De El cazador de sueños, por Stephen King.
Se acabó. No volváis aqui si lo hacéis solos, y tampoco me deis las gracias por ser vuestro catavenenos, pero sentid pena de que yo haya venido con hambre. Son las tres de la mañana y vengo demasiado cansado como para callarme, y dado que si soy conciso voy a llegar a más gente de la que se merece, no se cuan larga terminará siendo esta entrada, pero va por y para vosotros, los que hicimos de esta ciudad un paraíso.
Cuanto más brilla su superficie, más profundas son sus sombras. Se que muchas veces puedo llegar a pareceros un pedante gilipollas en mis actualizaciones y/o en mi modo de expresión escrito. Me podéis chupar la polla. Dicho esto, comenzamos, llueve mierda.
Tras intentar contar los amigos que tengo aquí he decidido dejar de hacerlo porque me cuesta pasar del tres y me siento un completo imbécil. Ayer fue una noche clarividente para saber, de una vez por todas, que este no es mi sitio. Paso de los mensajes crípticos cuando se pueden decir las closas claramente y hacerlo todo tan fácil como realmente es. Entrar a la trastienda del Café del Mundo es tocar un trozo de mierda con aspecto de lingote de oro, mancha y asquea. Soy parcial, y posicionarse en este caso no me lleva al bando ganador, así que deserto y salvo mi culo, y me encantaría que ellos pudiesen hacer lo mismo. Paso de opiniones infundadas y paranoicas sobre mi persona, me río de ideales utópicos en el mundo empresarial, y me niego a someterme a reglas diseñadas para gente que no son mis iguales. Ya no soy feliz aquí cuando veo payasadas fuera de lugar. Mi fantástica vida turca existía gracias en su mayor parte a los foráneos como yo que me dieron el gran regalo de compartirla por azar y la mantenían en una esfera irreal. La realidad aquí es que esto deja mucho que desear. No puedo irme de fiesta porque trabajo en el lugar en el que me iba de fiesta, no puedo disfrutar de ese lugar cuando no estoy trabajando uno, porque me he visto atrapado en sus grandes e insolventables problemas estructurales, y dos, porque no puedo ser cliente. En que puta cabeza racional cabe eso. Pero aquí de ese tipo de cerebros poco se conoce todavía. No me puedo ir de fiesta porque esas pocas personas que me hacen sentir imbécil contándolas trabajan a mi lado, y a ellos sí les va la vida en ello, así que no tengo a nadie con el que vivir la noche entre risas y sin preocupaciones. El nuevo café es una carcasa vacía que va a traer la ruina a una idea fantástica que se apoyó en los principios equivocados de organización empresarial, pero que hasta la fecha tuvo salvación y que, como creo que está quedando claro, para mí se ha condenado ya. Y siguen siendo personas excepcionales a las que les guardo un amor enorme, los responsables, pero inevitablemente esto forma una parte tan grande de sus vidas que afecta todo lo que toca.
Los nuevos erasmus me causan una repulsión magnética. Comparar es lo que conlleva. Y la que me causa una atracción fundada y merecida debe pensar que soy gilipollas, o un ser perfecto sin miserias morales -de las que ando sobrado-, o que no capto las cosas más rápido de lo que en verdad me gustaría y, teniendo en cuenta mi humor actual por causas esenciamente ajenas a ella, le he reservado un lugar confortable al lado de la basura que me he propuesto barrer.
Necesito encontrar a la mujer racional de mi vida o, quizás, reencontrarla, y dejarme de andar de cama en cama con gente de la cual no acepto sus estupideces. Cosa harto complicada de lograr cuando has dejado de tener un sitio al que llamar casa y te hallas en la situación de descubrir que va a pasar -muy probablemente- mucho tiempo hasta dar con él. Soy el único que recuerda y ha interiorizado como leiv motiv la lógica elemental que nos "enseñaron" en el colegio? Esa que reza aquello de A=B, B=C, ergo A=C?
Pero habiendo aceptado ya que no soy feliz aquí, dios, me voy a ir a dormir extremadamente contento. Mañana será un día de gastos electrónicos, ostias en la cara y sonrisas tan falsas como verdaderas. Soy libre en mi simpleza filosófica, cada día descubro que tengo más y más suerte de la que ya pensaba que tenía el día anterior. Y creedme, me considero uno de los tíos más afortunados de mi mundo. El de los demás, pues me importa lo mismo que lo que cae del cielo, una mierda. Y en el fondo, me sigue encantando quejarme por quejarme para aliviar tensiones.
Lo que debería ser y no será


Pensar es el trabajo más dificil que existe, tal vez por ello tan pocos lo hacen.Henry Ford
Un abrazo a todos.
Viejas glorias, diamantes y la pu*a realidad


Eterna búsqueda convertida en eterna esperaJuaninacka, La teoría del caos
Es complicado darse cuenta de lo sencillo que es solucionar todo un futuro dando un braguetazo que no sucederá. Y cuando te has acostado y levantado ocasionalmente con una pequeña persona adorable de mirada felina y sensibilidad extrema cuya familia, como buenos judíos, se dedica al "poco" lucrativo negocio del carbón altamente presurizado en Amberes, ves una oportunidad única en la vida de acceder a una de esas esferas de la sociedad que viven y vivirán ajenas a los problemas del 99% de los mortales. Pero la miel no está hecha para la boca del burro, y esto no es La dama y el vagabundo, así que en un mes yo seguiré mi camino totalmente tranquilo al respecto, sólo que podré decirle a mi descendencia, si algún día lejano sucede tal cosa, que hubo una pequeña posibilidad de que su vida consistiese en estar jodidamente podridos de pasta.
Creo que con todas estas historias de mierda que os escribo desde mi cafe/paraíso os podéis hacer una idea bastante precisa de porqué mi vida a miles de kilómetros de Galicia es una maravilla de posibilidades y rarezas. La pu*a realidad.
Cocktale


Las cosas sólo son imposibles hasta que dejan de serlo.Jean-Luc Picard
Desde hace tiempo me gustaría sentar la cabeza, cosa harto complicada cuando eres un culo inquieto sin posibilidades de ser seguido, te has cansado de la loca con problemas de ceguera emocional y de la inmadura con problemas de comunicación, la judía más sexy se pone un vestido demencial y tienes que ir a acompañar el llanto de un buen amigo treintañero que se ahoga en problemas que tendrían que haber dejado de serlo hace quince años. Pero aunque no lo parezca, esta ciudad me reconforta interiormente más que 20 liras quemadas en mi chillum minimalista. El cambio superficial es más maravilloso cuanto más refleja las mismas estúpidas miserias humanas de siempre.
No se si lo había comentado ya, pero he dejado la cerveza, y hasta que en algún lugar del mundo encuentre un filete de ternera a la plancha, con sus surcos dorados, también la carne. Pero he descubierto el Rush, una obra maestra de la coctelería made in Göker Canko -mi compañero en la terraza de DelMundo- a base de vodka y kiwi. Y a falta de hielo, hace dos días improvisé mi primer espresso con nieve, que en estos últimos días no deja de caer sobre tierras turcas. Echo de menos mis peleas dialécticas con Iria, pero aún más a ella, la única aparte de Steven D. Levitt que entiende algo de incentivos humanos, o cómo todos somos unos hijosputa en una búsqueda exclusiva de autorealización y beneficio personal. Y da lo mismo que seas un amoral banquero capitalista, un funcionario de la administración americana al que se le ha visto el plumero en los cables destapados por Assange o un voluntario en un campo de refugiados de Somalia/slum de la India/campamento gitano en Rumanía/pueblo destrozado de Afganistán. Aunque estos últimos piensen que son mejores personas que los primeros, y lo que es peor, encuentren razones para apoyar esa idea.
Soy feliz a mi manera; pero equilibristas, magos, payasos, domadores y visionarios de mi Circo favorito, me alegraría el año entero poder compartir vía webcam y desde la distancia una hora o dos con vosotros en la fiesta del próximo 31 de diciembre. Trabajad en ello, no me seáis vagos. También a vosotros se os echa de menos. Y aunque todo tenga que ver, como he dicho en el párrafo anterior, con la alegría egoista, se os quiere.
Y gracias a las ideas estrambóticas del pequeño Semih, nuestra historia de la palabra cocktail ha alcanzado la categoría virtuosa del cuasi-monólogo de Steve Buscemi en Reservoir Dogs sobre el Like a prayer de Madonna. Pero no os la voy a contar, nadie se hizo rico regalando oro.
Actualización -2-


Ev'de


Freedom is my professionGogol Bordello, Undestructible
Me toca un mesecito de relax y vida sencilla, rodeado de amigos y gente que me sirve espressos con hielo a mi antojo, con mi vieja cama y el mismo frío de siempre. Y al hablar de mis planes de futuro la gente que no me conoce no quiere conocerme, no es demasiado divertido escuchar cosas como "no se, en un mes me iré a las Filipinas, o a Sri Lanka, o a cualquier lado que me venga en gana". Pero a mi tampoco me gusta escuchar frases del palo de "...con tu vida interesante", "...ojalá pudiera" y lamentos del estilo, la vida cómoda atrapa, y lo digo yo desde mi paraíso particular en un bar de Eskisehir tras "sólo" dos meses cruzándome el subcontinente indio. Lo único que alcanzo a decirles al respecto es que en Australia pagan muy bien cuidando vacas.
Voy dopado de cafeína. Me va a hacer falta, hoy toca poner pintas, hacer cócteles y aguantar a Özge en modo jefe hasta que recupere mi libertad. En ese momento, cuatro horas de drum'n'bass.
Actualización -1-


Opciones, futuros, paquetes y demás mierda incomprensible


Describe un círculo, después acarícialo, y se convertirá en un círculo vicioso.Eugene Ionesco
De nuevo, andando en círculos.
Attari/Wagah o la forma más bizarra de cerrar una frontera explosiva


Dios no ha creado fronteras. Mi objetivo es la amistad con el mundo entero.Mahatma Gandhi, hombre cuyas enseñanzas se han olvidado aquí.
Desde Amritsar es una visita obligatoria que dura apenas unas horas, con todoterrenos o monovolúmenes que salen hacia allí alrededor de hora y media antes de la ceremonia y regresan una vez terminada, por unas 50 rupias por barba, creo recordar. Y desde la llegada comienza la locura. En el momento que abren la primera verja, los indios empiezan a correr poseidos hacia as gradas, en la típica forma de organización hindú, la marea humana. Los occidentales podemos hacerlo relajados, vamos directamente al palco vip, es lo que tiene ser blanco, te miran como a un alien, pero puedes evitar un digamos 30% de las colas que los locales disfrutan.
La ceremonia es una pura exaltación de nacionalismo anacrónico con música (mucho mejor la del lado pakistaní, por cierto) y gritos de Hindustan! amén de los movimientos mucho más cómicos que marciales de los soldados de ambas fronteras lanzando patadas al aire. Antes de que la ceremonia en sí comenzase, se montó un enorme grupo de mujeres bailando en la carretera, y, en grupos de dos, cogen una bandera india y corren hasta la puerta ondeándola en la cara de los pakistanís. Un par de ellas se tropezaron y calleron rodando alrededor de la bandera un par de metros. Y el speaker que se dedica a llamar a la muchedumbre al griterio es impagable. Me explayaría más, pero no me apetece, así que os dejo unas fotos y videos de tal magno evento. Id, merece la pena contemplar al menos una vez en la vida tamaño despropósito.
Tres galegos no Punjab


Nadie muere de hambre en Amritsar, pero se puede pecar de excesos.Refrán local sikh

Una buena noticia para mis padres. Encontré un master con muy buena pinta, quizás toque año y medio en Austria después de este, pero cuando juntas helicópteros militares, retiros con un chamán, premios Nobel y altas autoridades de la ONU dando charlas, y estudios únicos, hay que valorarlo seriamente. Aunque no deja de guardarme parecidos sospechosos con Los hombres que miraban fijamente a las cabras. Apunte para cinéfilos.
Después de dos días grises en Delhi, cogimos el tren para Amritsar desde Nizamuddin, que tiene pinta de estación viaria de ricos. Dos horas de retraso y porra para adivinar la llegada. Perdió Fran por escasos diez minutos. La ciudad sagrada de los sikh se ve en un día, pero es casi una herejía no quedarse allí una noche. Sólo tiene el Golden Temple, pero no tiene nada que ver con Agra más allá de la majestuosidad de su atracción más famosa, y rivaliza tranquilamente con el Taj Mahal. Pero gracias a ser la "cuna" del sikhismo, el ambiente de la urbe es único. Dado su carácter de filosofía/religión incluyente, los sikhs respetan y tratan por igual a cualquier persona sea del credo que sea. Dormimos en el único lugar que se debe dormir en Amritsar, dentro del propio complejo del Templo Dorado, por la voluntad. Camas cómodas, ambiente espiritual de paz y comunidad. Fue genial entrar y ver que dormía en la habitación donde algún que otro año atrás lo hicieron Murat, Baran, Candas, o algúno de estos, bajo la pegatina símbolo de calidad que muchos vamos repartiendo por el mundo. Yo ya he colocado alguna que otra.
En el Templo Dorado también preparan comida para muchos miles de personas al día. Y gratis. Gente de muchas etnias distintas, paises distintos, religiones enfrentadas se sientan a comer juntos en el suelo, dispuestos en filas sin importar que seas de la casta más baja o un occidental que se puede permitir comer todos los días por la minucia que cuesta aquí la alimentación. Dhal -lentejas a lo indio, lo más común, barato, y rico-, arroz, un curry exquisito y chapatis son repartidos por los sikh sin parar, rellenándo el thali las veces que uno quiera. Todo lo echan de la cazuela al plato sin tocarlo, y lanzándote los chapatis a las manos -tienen que ser las dos-, sin que pueda haber contacto mano-chapati-mano en el proceso.
Lo cierto es que los sikhs son unos tipos curiosos con sus turbantes, barbas larguísimas, físicamente imponentes y el puñal que todos llevan visible. Ahora a los niños se les permiten llevar el cuchillo al colegio desde los siete u ocho años. Pues esta gente tiene una historia y una filosofía a la que le deberíais echar un ojo.
Al día siguiente nos levantamos temprano, ellos más, y nos pusimos en camino a McLeod Ganj, con la intención de estar dos días y mañana hará seis ya. Amritsar-Patankhot-Dharamsala-McLeod Ganj, tres autobuses, ocho horas. Sobre media hora los últimos 10 kilometros montaña arriba desde Dharamsala de noche. Y siguiendo al segundo gancho de guesthouse (Mount View Hostel) que nos vino -resulta ser el encargado- nos fuimos a una que no habíamos mirado que está más que bien, a un precio buenísimo. Y es uno de los sitios de fiesta conocidos de este pueblo de paz, exilio, lucha, negocio y bohemios wannabe, donde ayer me enteré que tienen hasta bolera. Los monjes usan todos unos portátiles de la ostia, y ya he visto a alguno en el facebook añadiendo tibetanas de muy buen ver.
Las cometas de Benarés


Podría vivir perfectamente con una mancha de pis en la alfombra, pero que va tío, más complicaciones.Mucho Muchacho parafraseando a The Dude
Jaipur o cómo estafar a los estafadores


La habilidad es a la astucia lo que la destreza a la estafa.
Sentados en la calle tiro de pc para buscar otro hostal, y escogimos el que creo que todo el mundo ve de primeras, uno llamado Pearl Palace que tiene muy buena pinta. La verdad es que estaba muy bien, pero lleno, así que probamos suerte en el de enfrente, donde terminaríamos quedándonos. Situado en la zona tranquila de la ciudad, el ChitraKatha fue un oasis de paz que te demuestra que hay buenas opciones escondidas por poco dinero. Maj fue muy rápida en la negociación por la habitación, esgrimiendo la hora y jugando la carta de mejor más barato que vacío; pretendíamos una doble para ellas y una simple para mí, pero nos enseñaron una habitación con cuatro camas, el mejor baño que he tenido en la India hasta el momento –y creo que hasta el final- e incluso toallas. Si, puede parecer una tontería, pero cuando llegas a un hostal donde te dan toalla sabes que ESE es el sitio, una simple toalla por la cara puede suponer la mayor alegría de la jornada; aunque los conocedores de la Guía del autoestopista galáctico ya deberían saber esto. Y es una verdad absoluta, como la gravedad fuera de una instalación de entrenamiento aeroespacial, donde tienen métodos científicos para reducirla a la mínima expresión, lo cual siempre me ha fascinado. Al final acabamos pagando 200 rupias cada uno por noche, casi la mitad de lo que estaba pagando cualquiera de los otros huéspedes del lugar. Una maravilla de sitio, limpio, tranquilo, staff agradable e incluso wifi. Toallas e internet o el Paraíso.
Pasé tres noches y dos días y medio en la ciudad. Jaipur es la capital del Rajastán, un lugar caótico de 3 millones de habitantes famoso por ser el centro comercial del estado, la ciudad rosa, y las gemscams –estafas de joyas.
El primer día me dirigí a la ciudad vieja, también conocida como la Ciudad Rosa. Uno de los últimos maharajás de Jaipur mandó pintar todas las casas de ese color con motivo de la visita, alrededor del 1800 y muchos, de la Reina de Inglaterra. El rosa es el color de bienvenida. Y bueno, sí, se nota que en algún momento fue rosa, en la actualidad es más de tono salmón oscurecido y desgastado por la costumbre hindú de tenerlo todo lleno de mierda y la extrema polución existente en cualquier centro urbano del país. Pero me sentía bien, misteriosamente recuerdo Jaipur como un sitio ordenado por el que se podía caminar, la impresión de Delhi seguía muy reciente, junto a ese fallido intento de viaje que supuso Lucknow, el sitio al que nunca volveré. Todos los conductores de rickshaw me querían llevar, diciéndome que lo que quería ver estaba muy lejos, 8 kilómetros y cosas así. No lo hacen para sacarte el dinero, por supuesto, es sólo que el método hindú de contar metros y kilómetros es abismalmente distinto al nuestro, 100 metros locales pueden ser 20 o 500 en cualquier otro país, pero nunca serán 100. Me dejan en la AjmerGate, una de las siete puertas de la ciudad antigua, y comienzo a andar, con el vago recuerdo de que el HawaMahal está a la derecha de mi posición. En la siguiente calle principal me encuentran dos indios, bien vestidos, con buen nivel de inglés, se interesan por mí, por conocer cosas de España, y me invitan al primer chai. Hablando surge la oportunidad, siempre por placer, siempre porque es su país y yo soy el invitado. La verdad es que la jugada me salió redonda. Otro amigo suyo, por orden del primero, cuyo trabajo real sigue siendo un misterio para mí, me lleva en moto a ver el templo del dios Hanuman o Monkey Temple, que está hacia las afueras de la ciudad y en rickshaw te cuesta una pasta, así que acepto, me hago el tonto, me dejo ver como una presa fácil de timar. El viaje fue un placer, por primera vez íbamos por carreteras locales con poco tráfico, rodeado de vegetación, sintiendo el viento en la cara. Me dejó conducir la moto un rato, cuando el volumen de la circulación pasó a ser mínimo, sin el peligro de que se te cruce una bicicleta o un camión en el momento menos inesperado. El riesgo de vaca/perro/mono siempre está presente. Tras el templo, entramos de vuelta a Jaipur y le pido que me lleve a ver el HawaMahal, por fuera, ya que dentro no tiene nada y hay que pagar, y lo bonito es la fachada. Tiene un encanto especial, no deja de ser la imagen más conocida de Jaipur, pero tiene un tamaño considerablemente inferior al que me imaginaba. De ahí de vuelta al lugar donde me abordaron, porque me iban a invitar a comer. Cuánta amabilidad, era increíble, en el sentido más literal de la palabra. Y claro, aquí comenzó el proceso de, una vez “ganada” tu confianza, de hablar de joyas. El jefecito me lleva a comer, sorpresa la mía cuando me lleva a casa de su primo, que es un tratante de joyas. Allí poco a poco me ofrecen la posibilidad de hacer mucho dinero, volviendo a España con el billete pagado, sin tener que dar nada de dinero, con dos o tres anillos valorados en 1000 euros –es la primera vez, no puede confiarme material por 20000 euros, como hace con los turistas que ya lo han hecho varias veces. Me enseña las copias de los pasaportes, los documentos que firman conforme a que las joyas son para regalos, no para vender en su tierra de origen y así burlar las aduanas. Por hacer eso, me llevo 600 euros a mi llegada a España más el billete de avión por la cara. Todo suena demasiado bien, perfecto, 600 euros por ponerme dos anillos en los dedos y entregárselos a su representante a mi aterrizaje en el Prat. Nadie da duros a pesetas, tenedlo siempre presente. Hago que me interesa, que tengo que consultar cuando me tengo que ir, comemos y les digo que tengo que ir al hotel para ver mi disponibilidad de fechas. Por aquel tiempo, la opción de volverme era la primera a mucha distancia de la segunda. Y quedamos para las 7.30 pm en la esquina de la calle, donde el fulano de la moto me vendrá a recoger una vez haya hablado con mi familia y sabiendo la fecha, para concretar el negocio. Tengo que reconocer que me lo pensé, todo sonaba bien, pero al final, y muy bien hecho, tiré de intuición y me quedé en el hotel. No me sobra el dinero, sí los problemas. Estar sólo, rodeado de hindús que quieren algo de ti, en su piso, no ofrece sensación de seguridad. Luego supe que el tío se recorrió los cuatro hoteles de la calle preguntando si me hospedaba allí, con cierto aire mosqueado. Que se jodan, el dinero fácil no existe, y yo estaba muy contento habiendo tornado su estafa en mí estafa: un día de sightseeing gratis, comida gratis, y experiencias útiles gratis. Soy muy buen mentiroso, tengo futuro.
Por orden, las instantáneas del templo de Hanuman, Hawa Mahal y Jal Mahal.
El segundo día empezó de manera similar y terminó también igual, con una cerveza y un canuto de una calidad extrema en el cuerpo jugando la carta de “estáfame, soy turista”. Tina seguía enferma y por ello las danesas se quedaron en el hotel otro día más. Reniego del tuk-tuk y me voy hacia la ciudad rosa andando, quería tomarme un lassi en Lassiwala, la Lonely hablaba muy bien del sitio, y la verdad, creo que ha sido el mejor que me he tomado hasta el momento, incluidos los bhanglassi que tienen un gusto horrible y unos efectos más que discutibles. Allí Mohammed, un conductor de rickshaw que se estaba tomando también un lassi, me empezó a hablar sin ánimo de venderme nada y me enseñó su guestbook, lleno de buenas referencias, especialmente de españoles. No tenía que hacer, así que le digo que me lleve a ver el Jal Mahal, elefantes, que me haga un tour, que me fío de lo que he leído. Antes, como siempre, paró a invitarme a un chai. Pero como todo el mundo en este país, tuve que tragar e ir a ver tiendas. La de ropa me gustó, no te presionaban para comprar y me enseñaron todo el proceso de manufactura, tinte, corte y confección. Pero en la siguiente, la de joyas, con un tío joven que hablaba perfecto español y había viajado mucho, el sitio presentaba un aspecto legal, las cosas como son, pero tras todo el paripé de la amistad, el colegueo, la cerveza y el hachís, llegó una venta extremadamente agresiva, asquerosa, violenta. Cogí, cabreado, me levanté, enganché a Mohammed y le dije que me llevase al hotel. Antes le había dicho de tomarnos un lassi que ya no quería, no estaba de humor. Me había llevado a un sitio totalmente desaconsejable, le pagué y me despedí. Y lo iba a recomendar, pero me quitó las ganas. Se disculpó por el sitio, porque nunca habían actuado así y demás, pero llegó tarde. Hubiera sido genial tener un buen conductor en el que confiar a la vuelta pero, en mi caso, no hubo comentario en su libro.
Al día siguiente ya me iba hacia Pushkar compartiendo autobús con una holandesa y una sueca que había conocido en Agra y el azar hizo que también compartiéramos ese maravilloso hostal de Jaipur. Estaba feliz la verdad, la sensación de haber vivido otro día más casi gratis, y el tener wifi y poder usar mi ordenador, y por supuesto, la toalla, hicieron de mis días en la capital rajastaní una grata experiencia. El autobús sale a la una del mediodía desde una estación que es un caos como todas las que hay en esta tierra, pero es barato y son sólo cuatro horas, además de la única manera de llegar al pueblo del templo de Brahma. Pushkar, donde el tiempo se detiene, el bhang te rodea, y los hoteles tienen piscina. De ahí os hablaré en la siguiente entrada, pero tampoco lo aseguro, según me apetezca, porque Jaipur fueron dos días y me cuesta escribir, pero Pushkar han sido seis. Namaste.
Puertos de montaña en la frontera del desierto


Un idealista es aquel que cuando se da cuenta de que la rosa huele mejor que el repollo llega a la conclusión de que su sopa será también más rica.Henry Louis Mencken
No me apetece hablar de Delhi. Ni de los primeros días. Pero me alegro por ellos. Enfrentar la realidad, tus deseos, necesidades y verdaderas prioridades, y alcanzar una conjunción armónica, siempre es positivo. Bienvenidos a (Con) Sin ruta, y sin rumbo.
La llegada a la ciudad del Taj fue insípida. Autorickshaw al primer hostal que ponía la guía, ya era de noche, 150 rupias por una habitación con cama, ventilador y cuarto de baño. Eso es todo, y me pareció bien. No necesitaba lujos. Subí a la terraza a intuir el Taj, porque aunque tiene vista directa, y cercana, no se ve de noche. TajGanj es un PaharGanj en pequeñito. Di una vuelta por ahí y me senté a cenar en un lugar que no ponía Recommended by Lonely Planet. Curry de espinacas y queso, arroz y una Kingfisher, de la cual no consigo encontrar una bandeja por ningún lado. Una pareja de chinos –me tenían cara hongkonesa- llegó un poco más tarde, buscando vistas. Era de noche. Así que se sentaron igual. Cuando ya había terminado de comer, disfrutando de la cerveza y el cigarro de después, llegó un grupo de jóvenes. Dos chicas canadienses, una sueca y una holandesa con las que luego me encontré dos días después en el mismo hotelazo de Jaipur, un australiano y un italiano –todos, menos las canadienses, vivían en Australia, pero se acababan de encontrar también, viajaban en grupos de dos siguiendo el orden en que los he nombrado- que tenía padre español, había vivido en Barcelona y pasado muchos veranos en Euskadi. Fue una buena noche, la verdad, risas y cervezas, y Honey Pancake, el hombre que nos servía, un Sir de muchos años, que al preguntarle su nombre, dijo todo emocionado a las chicas Honey Pancake. Era gracioso, y diligente, la verdad, y el curry estaba buenísimo. Previa a la llegada extranjera estuvimos hablando un rato. Luego camino al hotel, dormir y Taj Mahal. Para hablar de él ya están las fotos, pero me pasó como me pasa con casi todo lo increíble y maravilloso que he visto mil veces en imágenes, no me toca. Sigo teniendo el anochecer en Bagan como algo insuperable, y por muchos visionados según la iluminación que reciba esa locura al amor, me sigo quedando con la magia de los templos birmanos. Pero es que soy un exquisito, un sibarita, parece.
El plan era abarcar Jaipur también en esta entrada, pero con el viaje hasta allí abriéndola, y cerrando así el famoso y masificado Triángulo dorado, está bien por el momento. Mañana los dos días y medio en la capital del Rajasthan, ciudad de maharajás, casas rosas, scams, y 3 millones de personas. Y luego Pushkar, donde tras unas pocas horas, un gran alivio y un shock turístico moderado, empiezo a entender eso de un día más…
Palabras


Hoy no hay frase.Cándido Cabana
Sobreviviendo en... Delhi


Pensar: Proceso de superviviencia, condicionante. Para sobrevivir, nos vemos obligados a pensarJiddu Krishnamurti
Podéis introducir dos cartones de tabaco en India, e imagino que también alcohol, pero llegando desde Ammán no había demasiada opción, así que, lamentablemente para mis pulmones, escogí los fumables. Si no queréis ser víctimas de gran estafa legal de este siglo –las casas de cambio de los aeropuertos-, llegad bien provistos de una Visa. Y digo Visa, no Mastercard, en cuyo caso –mi caso-, Thomas Cook estará dispuesto a ayudaros. Por el dinero que le estáis dando bien podría él mismo arrodillarse y haceros un favor.
En el mismo aeropuerto tenéis que ir directos con vuestras recién estrenadas rupias (Rs) (todos los billetes tienen a Gandhi) al Pre-paid taxi booth. Allí –haced trampa- por 300 Rs os darán un papel con el que el taxista del aeropuerto os llevará al punto seleccionado sin tener que regatear ni pagar un precio exorbitado. Id solos con vuestra mochila, luego compartid los gastos. La dirección, Main Bazaar, PaharGanj.
Y una vez ya en el meollo de Delhi, buscaos la vida con el hostal, mucho mejor para vuestra economía si podéis compartir habitación. Un buen consejo es tener algún hostal reservado de antemano, aún sin tenerlo la oferta es tan amplia que no tendréis problema. Negociad siempre el precio, es raro que no podáis bajar al menos 50 Rs; los precios dependen de la temporada, si llegáis sobre diciembre vais a poder vivir aún más barato.
Consejo, decidle al taxista el nombre de un hostal, por ejemplo, Namaskar, aunque ni siquiera pretendáis quedaros allí, y manteneos inflexibles. Da igual lo que os diga, las llamadas que haga, que os deje en la puerta ANTES de darle el papel, sin el cual no cobra, y siempre decid que ya tenéis reserva. Una vez que os movéis con el booth no es común tener ese problema, pero las comisiones siempre son las comisiones.
Y bienvenidos al infierno, mi consejo, no más de 2/3 días, hasta os lo pido por favor, y la única parada obligatoria el primer día de vuestra estancia es la International Tourist Bureau, en la primera planta de la New Delhi Railway Station, o lo que es lo mismo, la Estación de tren de Nueva Delhi, en frente de PaharGanj. No hagáis caso a nadie que os diga cualquier otra cosa referente a cómo obtener vuestros billetes de tren, esa oficina funciona sólo para vosotros, de una forma extremadamente efectiva, eficiente, agradable y rápida. Una vez allí, a ser preferible antes, escoged destino, comprad el ticket, y entonces sí, sabiéndoos ya fuera de la urbe, podréis disfrutar ese día o dos de lo que la capital tiene que ofreceros. Siguiente entrada, mis días delhirantes.
Inpass y conclusiones


El que emplea demasiado tiempo en viajar acaba por tornarse extranjero en su propio país.Rene Descartes
Petra - Día 1


La paciencia es la clave de la soluciónProverbio árabe
Esta entrada estaba escrita antes de India. Ahora he tenido el tiempo a publicarla. La cita, sin embargo, vino hoy. Las cosas van (mejor), que ya es algo.
Como os he dicho a muchos, y alguno me dijo a mi, sólo estás sólo cuando quieres estarlo. Hice mi viaje a Petra acompañado desde la puerta del autobús con un australiano y un alemán, Matt y Gabriel respectivamente. Antes de relataros Petra, toca el cómo llegar desde Ammán.
Los autobuses en Jordania son un caos. No hay horarios, no hay buses por la tarde, basicamente de antemano puedes saber de dónde salen, cuánto cuesta el viaje, y cuándo deja de haber posibilidades de hacerlo. El día 6 empezó realmente temprano, a las 7 am en pié, ducha de agua fría y desayuno a base de pita y queso en lata australiano. Si, queso en lata. Y no estaba malo. Desde Downtown -que es donde estaréis si habéis seguido mis consejos anteriores- tenéis que cojer un taxi hacia la estación de autobuses de al-Wahdat (estación sur) por el que no debéis pagar más de 2 JD -a lo sumo, 2,5-. Una vez allí id hacia el minibus, aquí son todo minibuses, que va a Petra, directamente preguntad cual es, cuesta 5 JD y tarda alrededor de unas 3 horas en llegar a Wadi Musa. Allí os recomiendo alojaros en Valentine Inn, el servicio no es muy amable, pero los precios son perfectos; por supuesto, a dormir de nuevo en el tejado. Y andad a todos lados, no me seáis vagos, que revitaliza el cuerpo. Entrada a Petra en esta temporada, 33 JD un día, 38 dos. Nosotros hicimos lo correcto cogiendo la de dos, y puedo decir que el segundo fue mucho más divertido.
Qué decir de Petra, mirad las fotos y listo. Aún así, me esperaba más, puedo decir que me ha gustado más la Capadocia, pero los colores de la roca -por algo lo llaman Red Rose- son simplemente increibles. El primer día llegamos en torno a las 2, a mi juicio, la hora perfecta para disfrutar de la ruta principal, y volver a oscuras cuando el camino lo iluminan bolsas de arena con una vela dentro. Es mágico. Llegad hasta el final, el Monasterio, y subid al sitio que dice ser "la mejor vista de Petra", porque prácticamente lo es.
El beduino que tiene allí su tienda nos ofreció te gratis y allí nos quedamos hablando con el, disfrutando de la puesta de sol y de la música de su laúd. Hablando de la vida, de Petra, de mujeres, de cómo le había roto el corazón una francesa con la que estuvo 4 años y medio, salió el tema y me vi disfrutando de un canuto de hachís jordano allí, en tierra de Nabateos, con el tercer te que nos ofreció en la mano. Los de la foto de abajo somos nosotros, antes de emprender el camino de regreso al hostel y coger la cama, esterilla en nuestro caso. No he comido carne desde que llegué, entre el arroz, el hummus y el falafel me sobro y me basto. Y comer es barato si sabes donde, estilo Turquía.
Y lo mejor fue el segundo día, pero ahora no tengo fuerzas para ponerme a escribir, estoy realmente cansado, así que os dejo con la puesta de sol desde lo alto de Petra. Pero lo haré, me guardo las fotos, y descender por allí viendo los gestos de incredulidad de la policía jordana es de lo mejor hasta el momento. Eso, y Honey Pancake.